El ex dirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, más conocido como Josu Ternera, está protagonizando una suerte de campaña mediática justo antes de ser extraditado a España por varias causas pendientes con la justicia. En los últimos días ha concedido varias entrevistas y ha desvelado las imágenes en las que se le ve leyendo el famoso comunicado de 2018 donde la organización terrorista anunciaba su final.
Esta misma semana el diario Berria publicaba una entrevista en la que el ex líder terrorista afirmaba, entre otras cosas, que "la violencia nunca ha sido el objetivo" de una organización que asesinó a 850 personas y dejó a miles de heridos durante sus cinco décadas de existencia. Después, el diario Gara publicaba en su página web, Naiz, las imágenes hasta ahora inéditas del vídeo en que Ternera leía el comunicado de disolución de ETA.
Además, este mismo periódico anunciaba que ha realizado "una profunda entrevista" que se publicará "próximamente". A esto hay que sumar que unas semanas atrás Urrutikoetxea ya habló con una revista francesa donde se identificaba como "artesano de la paz". Algo que hizo justo después de reaparecer en una imagen de estudio de cuyo contenido ya informó Vozpópuli en su momento.
Dos causas en España
Estas continuas apariciones públicas del ex jefe de ETA se han hecho en París, donde está en situación de control judicial tras ser excarcelado en julio por motivos de salud. Allí espera tanto la resolución de un procedimiento en Francia como el cumplimiento de una orden de entrega a España, donde tiene dos sumarios abiertos.
Uno de esos procedimientos es por el atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza de diciembre de 1987. En ese acto terrorista murieron 11 personas, entre ellas cinco niñas. La Fiscalía de la Audiencia Nacional cree que Ternera ordenó aquel atentado. No puede olvidarse que este ex jefe de ETA se fugó en 2002 cuando se abrieron diligencias contra él por este caso. Entonces era parlamentario de Euskal Herritarrok en la Cámara de Vitoria, donde se sentaba junto a Arnaldo Otegi.
Urrutikoetxea insiste en sus diferentes apariciones mediáticas en presentarse como un pacificador cuya tarea fue decisiva para que ETA dejase el terrorismo. Por ejemplo, en la ya citada entrevista con un medio francés hacía hincapié en ese papel. Y esta misma semana, en su conversación con Berria, decía que la violencia "nunca ha sido un objetivo de la organización ETA, porque era una organización política que utilizaba la lucha armada como instrumento político".
La verdad es que Urrutikoetxea se ha pasado media vida en eso que él llama "lucha armada" porque no lo considera terrorismo. Entró en ETA con apenas 20 años y escaló hasta la dirección de la banda. Después de cumplir condena en Francia se metió en política como parlamentario hasta que se fugó. Regresó a la dirección de la organización terrorista y protagonizó las conversaciones con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Tras el sonoro fracaso de aquel diálogo, siguió en la clandestinidad, siempre dentro de la banda, como lo demuestra su participación en el comunicado de 2018. Parecía que nunca iba a ser detenido, hasta mayo de 2019.