El PNV no está dispuesto a seguir apoyando al Gobierno de Pedro Sánchez si no recibe más contrapartidas. Y, por ello, ha dado una suerte de ultimátum al Ejecutivo de PSOE y Podemos. A cambio de su respaldo en el Congreso, los peneuvistas no sólo quieren la gestión de Ingreso Mínimo Vital y la trasferencia de más competencias, como adelantó Vozpópuli, sino que también reclaman otra concesión como guinda del pastel: acelerar las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV), más conocido como el AVE vasco.
Los peneuvistas no esconden ni mucho menos sus condiciones a Sánchez. Lo verbalizó el presidente de los jetlzales, Andoni Ortuzar, durante el acto celebrado la pasada semana precisamente con motivo del aniversario de la formación. "El Gobierno no se está portando bien con los vascos y tampoco está dando cumplimiento al pacto de legislatura". Un pacto firmado por el propio Ortuzar y Sánchez en 2019 y del que, según el líder del PNV, sólo se ha cumplido un 21%.
La solicitud de más competencias y del ingreso mínimo ya era conocida, pero ahora el PNV sube la apuesta y añade el TAV a sus pretensiones
Por ello, Ortuzar pidió a Sánchez que el próximo septiembre "se note que hay un cambio" y que "pise el acelerador sin más dilaciones" para que se resuelvan "cuestiones pendientes" como la trasferencia a Euskadi del Ingreso Mínimo Vital (IMV), reactivar las trasferencias o la llegada del Tren de Alta Velocidad a la comunidad. La solicitud de más competencias y del IMV ya era conocida, pero ahora el PNV sube la apuesta y añade el TAV a sus pretensiones.
De hecho, el propio Ortuzar ya daba pistas de que esta reclamación vuelve a ser prioritaria en una entrevista a El Economista el pasado junio. Cuando le preguntaban por este tema, afirmaba que "estamos muy enfadados por el retraso injustificado y por la falta de seriedad del Gobierno. Todos los plazos que han dado se han incumplido. Hemos adelantado el dinero, que luego descontaremos del Cupo y nos encontramos con que el Ministerio es un auténtico muro que pretende obstaculizar el desarrollo del tren".
Lo cierto, declaraciones aparte, es que el AVE vasco es una de las prioridades del PNV desde hace años. Sin embargo, por una cosa o por otra, nunca se materializa ni siquiera se vislumbra un horizonte claro del final de las obras. Los jeltzales pensaban que con Sánchez avanzarían en este tema, pero no está ocurriendo así.
Demora tras demora
Esta reclamación del PNV al Gobierno puede resultar sorprendente en Moncloa o en el Congreso, pero no en la política vasca, donde el asunto lleva coleando una década. En este tiempo, muchos planes y pocas nueces. Porque lo cierto es que la historia del AVE vasco es la historia de una demora tras otra. Diez años de retrasos continuados.
Como viene informando Vozpópuli hace años, las obras del TAV, también conocido como la Y vasca o el AVE vasco, están en marcha desde 2006, aunque el proyecto de las mismas data de quince años antes. Desde que se empezaron los trabajos han ido surgiendo multitud de motivos para justificar los retrasos y, por ello, ha ido variando con el tiempo la siempre supuesta fecha del inicio del funcionamiento de esta infraestructura que unirá las tres capitales vascas.
La penúltima fecha que barajaron ambas administraciones, el Gobierno central y el Ejecutivo autonómico, era 2023. Pero el Gabinete de PSOE y Podemos confirmaba el pasado noviembre que habrá otro retraso inesperado. Las previsiones estipulan, al menos por ahora, que el TAV estará completamente terminado en 2026. Lo que supone que empezaría a funcionar veinte años después del inicio de los trabajos y casi cuarenta años después de que se anunciase por primera vez su construcción. Una obra que parece eterna. Y que en el PNV quieren acelerar a toda costa. De Sánchez depende que lo consigan o no.