El Partido Popular plantea en su programa para las autonómicas la creación de una oficina encargada de perseguir a los corruptos a fin de que devuelvan el dinero que han hurtado a las arcas públicas. No se explican detalles ni se incluye referencia orgánica alguna sobre el funcionamiento de esta instancia. No se sabe de qué administración dependerá, ni cómo será esa oficina, ni se habla de fechas, plazos o características.
El programa electoral, dado a conocer el lunes, menciona explícitamente que "daremos prioridad a las medidas para la recuperación de las cantidades sustraídas por los corruptos, así como para la gestión de los bienes decomisados en casos de corrupción para que la sociedad pueda resarcirse del daño que haya sufrido, creando una oficina a tal efecto". No hay mayores referencias a cómo sería esa oficina, de quién dependería, si tendrá jurisdicción nacional, autonómica o local, aunque se le enmarca dentro de las propuestas de "regeneración dentro del ámbito autonómico". La novedad ha sido recibida con cierto escepticismo entre quienes han podido tener acceso al programa. La música suena bien pero falta por leer toda la letra. El anuncio de su creación figura junto a un amplio paquete de iniciativas y sugerencias que van en el sentido de perseguir todo vestigio de corrupción o de uso indebido del erario público. Así se habla, por ejemplo, del control de los gastos protocolarios y de representación, o de la retribución de los cargos, o de la transparencia en las instituciones o de los órganos internos del partido que actúen como fiscalizadores para evitar posibles excesos.
La novedad ha sido recibida con cierto escepticismo entre quienes han podido tener acceso al programa. La música suena bien pero falta por leer toda la letra
El punto más débil
La corrupción es uno de los puntos más débiles que presenta el PP, aunque no es excepción. En el PSOE sufren un plaga similar, en especial en algunas autonomías, donde, como en Andalucía, han visto que buena parte de su tradicional electorado le ha pasado convenientemente factura. Son muchos los dirigentes del PP que se sienten abrumados por el peso de los escándalos que han sacudido a su partido en los últimos tiempos, sin que se procediera a llevar a cabo la necesaria autocrítica que se reclama desde la sociedad. De ahí este despliegue de iniciativas que ahora se incluyen en el programa electoral. Muy genéricas, casi todas ellas enunciativas pero que se orientan en decisiones que ya se han trasladado al Parlamento en aras de conseguir una mayor transparencia en la vida pública.
"Que devuelvan el dinero", es la primera afirmación de todo encuestado cuando se le interroga sobre qué hacer con los políticos corruptos. Una exigencia que no se cuele comparecer con la realidad ya que, salvo en contadas ocasiones como en el caso de las tarjetas black, los autores del latrocinio no han restituido jamás el dinero escamoteado a los contribuyentes. Quizás esta oficina, que ahora aparece tan sólo como un ente inconsútil, logre, caso de concretarse, poner coto a este desaguisado. En buena parte del PP no se fían demasiado de que este paso finalmente se dé en la dirección correcta y se consiga meter en cintura a quienes durante tanto tiempo han burlado a la Justicia. Casos los hay ahora mismo a decenas. "Por voluntad que no quede, pero tampoco se puede defraudar demasiado a los votantes", comentaba un dirigente local del partido preguntado sobre este particular.