Luz verde de infarto. El Congreso ha convalidado este jueves la reforma laboral del Gobierno de coalición de PSOE y Podemos con 175 votos a favor y 174 en contra gracias a un error de un diputado del Partido Popular con el voto telemático. Los diputados de UPN, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, se han saltado la disciplina de voto y han votado en contra de la reforma, según han anunciado ambos en Twitter.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz —protagonista de una jornada muy intensa en la Carrera de San Jerónimo— ha salido del hemiciclo con la sonrisa puesta, pero la procesión por dentro. También el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ambos se han quedado patidifusos cuando la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, ha anunciado en un primer momento que la reforma laboral no salía adelante. Y es que las cuentas que el Gobierno manejaban eran: 176 a favor y 174 en contra.
Más allá de la carambola que ha permitido a la coalición alumbrar la reforma laboral, lo cierto es que el jefe del Ejecutivo le ha ganado el pulso a su adversaria: Ciudadanos ha apoyado el proyecto negociado por Díaz pero tutelado por el PSOE. Y es que la titular de Trabajo no ha logrado sumar a los dos principales socios de izquierda del bloque de la investidura. Ni ERC ni EH Bildu han puesto sus votos a disposición de una ley que "no es la derogación" que prometió Díaz, sino "el retoque que no prometió hacer".
La fórmula que ha armado un nuevo marco de relaciones laborales en España ha contado con el apoyo de más de partidos de centro y derecha (PDeCAT, Ciudadanos, Coalición Canaria, Partido Regionalista de Cantabria y Teruel Existe) que de centro e izquierda (PSOE, Unidas Podemos, Más País, Compromís). Aún así, de puertas para afuera, tanto el PSOE como Unidas Podemos se han mostrado satisfechos. Pero las caras de unos y otros transmitían los matices.
Mientras los socialistas, comandados por Pedro Sánchez, se han congratulado porque la reforma refuerza a "todo el Gobierno", los morados han reconocido el gol y algunos, en privado, se desmarcan de la reforma. Y para muestra el gesto de la secretaria general y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y su colega de Igualdad y número dos, Irene Montero, ausentándose al inicio de la sesión para acudir a la presentación de un libro acordada hace dos meses.
El guiño sindical
Lo cierto es que Díaz se ha esforzado en dejar claro que su proyecto estrella es un buena nueva para los trabajadores del país. No por casualidad, la vicepresidenta segunda ha comenzado su intervención dando las gracias a los principales líderes sindicales —Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT)—. En ese momento, la titular de Trabajo ha conectado el fin, la reforma laboral, con el medio, el pacto con los empresarios. Pero no solo. Díaz también ha intentado enlazar con su origen: el mundo sindical.
Díaz, consciente de que del debate de convalidación ha sido la puesta de largo de la ruta presidenciable que aún no ha emprendido, ha querido conectar la reforma laboral con su forma de hacer política: "Tal y como me han enseñado en mi casa, concibo la política como un camino para mejorar la vida de la gente. He aprendido y me han enseñado que si una norma contiene avances hay que votar a favor".
La vicepresidenta segunda no se ha olvidado de Ciudadanos en su agradecimiento. Los naranjas han sido la gran mancha de Díaz. En verdad, la entrada en escena de los Inés Arrimadas ha sido la jugada maestra del PSOE, porque gracias a ellos los socialistas se han asegurado que ni ERC ni EH Bildu participaran en la reforma. La propia Díaz no quiso sus votos por eso. Pero no ha podido hacer nada.
Me han enseñado que si una norma contiene avances hay que votar a favorYolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno
Enfrente, el propio portavoz de ERC se ha encargado de recordar que el error no ha sido de su grupo, sino de Yolanda Díaz. "Si te dicen que te tiene que gustar la misma reforma laboral que le gusta a la CEOE, a la FAES, al Banco Santander y a Ciudadanos, ¿quién se equivoca, tú o ellos?", se ha preguntado Rufián. No obstante, el republicano ha intentado quitar hierro a la pérdida de confianza entre Unidas Podemos y ERC.
Ambos partidos asumen que están cabreados, pero esperan que el asunto no vaya a peor. Aunque el alma catalana de los morados, los 'comunes', han amenazado con revisar las relaciones con ERC en el Parlamento catalán. Lo cierto es que la competencia entre republicanos y En Comú Podem es muy fuerte. Pero en ERC reiteran por activa y por pasiva que su 'no' de este jueves está lejos del prisma electoral.
Rufián, además, no ha cerrado la puerta a seguir participando del bloque de la investidura. Los republicanos recuerdan una y otra vez que no son tontos, porque la alternativa al actual Gobierno es peor, en alusión a PP y Vox. En plata: el cuartel electoral de ERC no va a dejar caer el experimento de PSOE y Unidas Podemos, pero sabe que tiene que atar Díaz. Y la bandera del trabajo, una de las más importantes para los independentistas catalanes de ERC, es una línea roja: "ERC no acepta trágalas".