El Ministerio de Defensa ha achacado a "grupos yihadistas" el asesinato de los periodistas españoles David Beriáin y Roberto Fraile en Burkina Faso, en vista de "la capacidad del fuego y los medios utilizados" en el ataque, que no son propios de traficantes ni cazadores furtivos.
En un comunicado, el departamento de Margarita Robles afirma este viernes asimismo que los dos informadores "en todo momento tuvieron la máxima prudencia en su actuación, más allá de la asunción de los riesgos inherentes a su profesión".
"Prueba de ello es que acompañaban a una unidad burkinesa dedicada a la lucha contra la caza furtiva", añade Defensa, que indica que estas fuerzas del país africano "estaban preparadas y trataron de repeler la agresión que sufrieron" en una emboscada en la zona de Pama.
El ataque se produjo cuando los periodistas grababan, empotrados con las fuerzas burkinesas, un documental sobre la caza furtiva y en él falleció también el conservacionista irlandés Rory Young. Los cuerpos de los tres han sido repatriados este viernes a España en un avión del Ejército del Aire.
Según Defensa, en un primer momento las fuerzas de seguridad burkinesas consiguieron repeler el ataque, "pero después se vieron superadas por la potencia de fuego de los atacantes". En vista de las circunstancias de los hechos, el ministerio concluye que "los atacantes no fueron traficantes ni cazadores furtivos".
"La capacidad de fuego y los medios utilizados en el ataque llevan a concluir, en una primera evaluación, que formaban parte de uno de los grupos yihadistas que actúan en la región", afirma Defensa.
La ministra Robles ha acudido este viernes a recibir los féretros de los tres fallecidos a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) y ha agradecido, en declaraciones a los medios, el trabajo realizado por los agentes de Centro Nacional de Inteligencia (CNI) presentes en la zona desde hace años, en colaboración con los servicios de inteligencia locales y europeos.
David Beriáin y Roberto Fraile
David Beriáin Amatriáin (Artajona, 1977), era uno de los cineastas más conocidos del panorama actual y era director de la productora 93 Metros. Entre sus últimos trabajos, destacó sobremanera el documental 'Clandestino', en el que el reportero contó lo vivido en su recorrido durante años por numerosas organizaciones criminales.
En sus diversas incursiones entre grupos criminales clandestinos, Beriáin, de 44 años, mantenía contactos con sicarios, sus negocios, traficantes de personas, cárteles de la droga y mafias, también con presencia en España.
Los lugares transcurridos por el director cinematográfico eran, por lo tanto, muy complicados. Además de 'Clandestino' y el documental que estaba grabando en la actualidad por el que ha perdido la vida, Beriáin ha estado al frente de otras cintas como 'Amazonas clandestino', 'La vida en llamas', 'Amazonas, el camino de la cocaína', 'Latinos en el corredor de la muerte' o 'Morir para contar'.
El último proyecto que llevaba el nombre del navarro ha sido 'Palomares: días de playa y plutonio', sobre el accidente nuclear ocurrido en el municipio almeriense el 17 de enero de 1966 y cuya información se ha mantenido en secreto hasta ahora.
Por su parte Fraile, de 47 años, también era un veterano periodista que, en esta ocasión, realizaba en el país de la conflictiva región africana del Sahel un reportaje sobre la caza ilegal para la productora de Beriáin. Según ha asegurado Adriano Morán a Efe, que también dirigía 93 metros, Beriáin viajaba siempre con Fraile a hacer "los reportajes más difíciles de todos".
El cámara estaba afincando desde hacía más de 25 años en Salamanca y trabajó hasta hace poco en la Televisión Castilla y León, un empleo que compaginaba con la grabación de documentales.
Fraile resultó herido en Alepo (Siria) en el año 2012, debido al estallido de un artefacto explosivo.
El propio cámara relató lo ocurrido en una entrevista en 'La Gaceta de Salamanca', donde aseguró que "cuando explotó la granada" se miró y vio que "tenía un boquete grande justo debajo del estómago". "Solo pensé en correr como un león y ponerme a salvo con el poco fuelle que me quedaba", relató entonces.
Fraile contó como, cuando recobró la conciencia "lo único que quería era que no se filtrara la noticia de la explosión antes de que pudiera" ponerse en contacto con su mujer. "Pero allí no había teléfono", señaló, narrando la cruda realidad que vivían en territorios tan hostiles.