España

Podemos podrá manejar una caja de más de 73.000 millones como partido bisagra en siete comunidades

Cinco escaños en el Parlamento de Estrasburgo y 15 diputados en Andalucía. Con esta raquítica tarjeta de presentación, Podemos puede pasar a influir después del 24 de mayo en la gestión de más de 73.000 millones de euros si se confirman las encuestas que le colocan como bisagra en siete de las 13 comunidades donde se celebran elecciones.

  • Pablo Iglesias y la plana mayor de Podemos, durante un mitin en la madrileña Puerta del Sol.

Las encuestas que manejan los dos grandes partidos sobre las elecciones autonómicas y municipales sitúan a Podemos como partido bisagra en Madrid, la Comunidad Valenciana, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura. En las siete, ni el PP ni el PSOE conseguirían mayoría absoluta por lo que ambos tendrían que poner en juego las negociaciones con la formación de Pablo Iglesias, como está haciendo Susana Díaz en Andalucía, o con Ciudadanos, el partido que lidera Albert Rivera. De todos ellos, el gobierno regional madrileño es el que más presupuesto maneja, cerca de 16.400 millones de euros. Está seguido en cuantía por el valenciano, 13.200 millones, el castellano-manchego, 6.150, el extremeño, 4.425, el aragonés, 4.200, el asturiano, 3.550, y el cántabro, 2.140. Si a ello se suma el andaluz, con 23.500 millones, Podemos contaría después del 24 de mayo con una llave para manejar una tesorería de más de 73.000 millones.

Las encuestas de los dos grandes partidos reflejan una alta penetración de Podemos en siete de las 13 comunidades donde se celebran elecciones 

Tanta responsabilidad en tan poco espacio de tiempo y con algunas de las personalidades que se conocen dentro de Podemos ponen los pelos de punta a más de un alto cargo del Gobierno y también del Partido Socialista, resignados a contemplar como una formación todavía desestructurada que tiene como principales motores la fuerte contestación de una parte de la población al bipartidismo y el rechazo masivo a la corrupción, está en condiciones de alcanzar tan altas cotas de poder político y económico en cuestión de meses.

En las direcciones de los dos grandes partidos se mira también con inquietud el acceso de Podemos a los ayuntamientos de las 52 grandes capitales y a los de ciudades de más de 100.000 habitantes, pues ejerciendo en ellos como bisagra podrá condicionar el manejo de decenas de miles de millones extra. Solo el de Madrid tiene un presupuesto próximo a los 4.500 millones anuales.

La incapacidad del PSOE para frenar esta penetración de Podemos en las instituciones se ha revelado un problema para su secretario general, Pedro Sánchez, sin autoridad para imponer un criterio común sobre pactos postelectorales a las 17 federaciones de su partido. Entre las que más han defendido hasta ahora la conveniencia de alcanzar acuerdos con Podemos sobresalen la extremeña y la castellano-manchega. Tanto Guillermo Fernández Vara como Emiliano García-Page, candidatos socialistas en sus respectivas comunidades, han dejado claro que no harán ascos a pactar con Podemos si esta formación pone condiciones asumibles. Mucho menos permeable a estas alianzas era Susana Díaz, que llegó a descartarlos con el aval del mismísimo Felipe González y, sin embargo, ahora fía a ellas su investidura como presidenta de la Junta a mediados de abril.

La explotación del voto del miedo

A los ministros del equipo económico y a la dirección del PP les inquietan estos acuerdos por las consecuencias negativas que pueden llegar a tener en la utilización de las haciendas locales y autonómicas, aunque les favorecen políticamente ya que con ellos Mariano Rajoy tendrá en bandeja la explotación del voto del miedo ante el riesgo de que llegue al Gobierno de la nación a finales de año una especie de Frente Popular después de las próximas legislativas. No puede descartarse, asegura un miembro del Ejecutivo, que con la irrupción de Podemos en algunas comunidades y ayuntamientos clave, el PSOE deje de ser el principal referente de la izquierda, la primera vez que esto ocurriría desde el inicio de la Transición.

Estos conciertos entre socialistas y Podemos le harán también un agujero importante a Pedro Sánchez puesto que no va a poder exprimir en campaña lo que a él y a la vieja guardia de su partido más les gustaría, la pinza entre el PP y la organización de Pablo Iglesias para frenar al PSOE, como en los buenos tiempos en que Julio Anguita gobernó Izquierda Unida y escogió a Felipe González, entonces presidente del Gobierno, como su principal enemigo.

Exdirigentes socialistas como Alfonso Guerra están convencidos de que el PP jugó desde el principio a fracturar a la izquierda facilitando la publicidad a Podemos en varias cadenas de televisión, hasta que Rajoy se alarmó porque el invento se le fue de las manos y era tarde para frenarlo. Esta es una tesis compartida también por buena parte de la ejecutiva del PSOE.

Los socialistas están convencidos de que el Gobierno jugó a fracturar la izquierda y que Podemos se le ha ido de las manos

Cuando, antes de las pasadas Navidades, Pablo Iglesias cenó con José Luis Rodríguez Zapatero y el exministro José Bono, no les despejó su grado de disposición a pactar con el PSOE durante el ciclo electoral que arrancó con las andaluzas. Lo que ahora desconoce también el Partido Socialista es si el enlace con Podemos en algunas comunidades y numerosos ayuntamientos después del 24-M, le pasará factura en las legislativas y facilitará el sorpasso. El cruce de los últimos barómetros del CIS refleja que Podemos supera al PSOE en el mapa nacional, con una leve tendencia del segundo al alza que, en todo caso, dispararía a Pablo Iglesias hasta los 70 escaños, como mínimo, en el Congreso de los Diputados.

Una elevada factura, también de tesorería, que pasan cuatro años después las protestas del 15 de mayo de 2011 surgidas durante el último Gobierno agónico de Zapatero.

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