Parece un acuerdo nuevo, pero no lo es. Podemos ha salvado este martes con el PSOE el match ball de la reforma laboral, el gran arma de división masiva del Gobierno. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha conseguido que sus socios socialistas vuelvan a hablar su mismo lenguaje: "derogar la reforma laboral de 2012". Pero poco más, porque lo que ha hecho la coalición en Moncloa ha sido volver a pactar un acuerdo que ya existía.
Por el momento, Trabajo da por superada la crisis en el seno de la coalición. Todo apunta a que la zozobra que ha sacudido al barco gubernamental estas dos últimas semanas ha sido más cosmética —centrada en el relato— que otra cosa. Aunque la gran batalla, la de la concreción de los contenidos de la reforma, está por venir y el ring de boxeo será el diálogo social, donde el Ejecutivo se sienta con la patronal y los sindicatos.
Díaz y Podemos celebran, fundamentalmente, tres cosas de este martes: que Sánchez vuelva a dejar por escrito que derogará la reforma de 2012 como defienden los morados; que el presidente refuerce a la ministra de Trabajo reconociendo que los meses previos de negociación que ha mantenido con los agentes sociales no son "contactos preliminares" como dijo Nadia Calviño; y que el campo de juego de la nueva arquitectura laboral sea el documento que Trabajo ya remitió a Bruselas, el llamado componente 23 del plan de recuperación, transformación y resiliencia.
La "flexibilidad" del componente 23
Por eso, la vicepresidenta segunda del Gobierno ha querido devolver el gesto y ha zanjado en el Senado, por si había algún tipo de duda, que todo el Gobierno rema en la misma dirección: "El presidente Sánchez, la señora Calviño, el PSOE, Unidas Podemos y yo misma tenemos algo claro: vamos a acabar con los errores de la política laboral del PP y vamos a mejorar la vida de los trabajadores en nuestro país”.
Según fuentes gubernamentales consultadas por Vozpópuli, el marco que establece ese componente 23, es decir, el paquete de medidas esbozado por el Gobierno para "reducir el desempleo estructural y el paro juvenil, reducir la temporalidad y corregir la dualidad del mercado laboral" es "flexible". Y eso permite mantener a la vez el discurso de la "derogación" y el de cambiar solo "algunas cosas".
Eso sí, Trabajo ya se apunta algunos tantos pese a la falta de concreción. El acuerdo de este martes dice de manera explícita que "es imprescindible disponer de herramientas equilibradas en la negociación colectiva y, al mismo tiempo, establecer condiciones claras para la subcontratación". Y sobre esos dos asuntos se lleva hablando meses en el diálogo social. Precisamente, Podemos pelea por la reducción de la temporalidad y el fin de la prioridad de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales.
Serán las reuniones de las mesas técnicas las que concreten la posición final de la coalición
No obstante, serán las reuniones de las mesas técnicas las que concreten la posición final de la coalición sobre cómo atajar los tres problemas que el Gobierno considera más acuciantes en el mercado laboral español: temporalidad, precariedad y desempleo. Y esa postura deberá estar, además acordada con los agentes sociales.
Este miércoles será la primera cita del diálogo entre Gobierno, patronal y sindicatos. Y los de Ione Belarra la consideran toda una prueba del algodón, según las fuentes consultadas, acerca de la posición real del PSOE sobre la reforma laboral. Y todo porque se sentarán por primera vez los equipos de los dos ministerios socialistas (Economía y Seguridad Social) a los que Sánchez quiso dar cartas en el asunto.
La negociación seguirá hasta finales de noviembre, el límite que se ha fijado la coalición de Gobierno para llevar el acuerdo al Consejo de Ministros y convertirlo en un decreto ley que podría ser convalidado a la par que el de los presupuestos generales del Estado. En todo caso, antes de final de año, como está pactado con Bruselas.
No hace falta ni siquiera reafirmar un pacto de Gobierno previo
Sin novedad en fondo y forma, el sentir en Podemos sobre la fiabilidad del PSOE es que sus socios ya han quedado retratados por tener que ratificar un pacto de Gobierno previo. Algo que, dicen algunos morados, "no hace falta ni siquiera reafirmarlo". A la espera de cómo se concreten los cambios laborales, ambos socios aguardan con la sonrisa puesta y el recelo detrás de la oreja por mucho que en la 'cumbre' monclovita de este martes haya estado envuelta en "un clima positivo y una actitud constructiva".
La relación entre ambos socios lleva varias semanas en picos máximos de tensión dentro de un claro trasfondo electoral desde que Yolanda Díaz anunció su intención de fraguar un arma electoral en forma de plataforma que aglutine a toda la izquierda a la izquierda del PSOE. Ese "frente amplio" amenaza al PSOE y al liderazgo del presidente del Gobierno. Sánchez tiene muy cerca a su gran adversaria.