La dimisión de la ya exsecretaria general de Podemos Salamanca, Estefanía Rodero, y quienes todavía le acompañaban en la cúpula local, no ha sido algo inesperado. Más bien al contrario. Esta socióloga y sus colaboradores (apenas quedaban siete a su lado entre los 17 que componían el Consejo Ciudadano municipal) llevaban meses soportando el ninguneo de la Ejecutiva regional y del grupo parlamentario en las Cortes de Castilla y León, según informan fuentes internas a Vozpópuli.
El “menosprecio” y la “denigración”, comentan, habían alcanzado un nivel, que ya “no quedaba mejor salida, otro remedio, que dejarlo”. Detrás de la “violencia orgánica” que dicen haber sufrido los exresponsables locales -así lo afirman en el comunicado del martes noche-, sitúan a Pablo Fernández, muy próximo a Pablo Iglesias, y a Isabel Muñoz, ambos diputados autonómicos. El primero, procedente de León, es el secretario general de Podemos en la comunidad, mientras que la segunda sí pertenece a la delegación del partido en Salamanca, donde fue integrante del Consejo Ciudadano municipal hasta que cesó el pasado enero.
Isabel Muñoz dejó de compartir órgano de dirección con Estefanía Rodero y los otros dimisionarios de este martes en medio de una batalla encarnizada por el poder del partido en la ciudad. De ello dan muestra las actas de diversas reuniones del Consejo Ciudadano de Podemos Salamanca. Por ejemplo, en la cita del 20 de enero de este año, la cúpula local acordó pedir ayuda a Madrid, a la organización estatal, ante la “gravedad de la campaña de difamación que está sufriendo el Consejo Municipal de Podemos Salamanca, así como ante el grave incumplimiento de los estatutos en su artículo 6.b respecto a la figura del enlace provincial, sólo existente en nuestra comunidad autónoma”.
En una reunión posterior, la del 31 de enero, Rodero y otros seis asistentes subrayaron que Muñoz había dejado su área en Consejo “totalmente inoperativa desde su creación y sin línea de desarrollo de trabajo alguna”. Asimismo, tras leer las afirmaciones descalificadoras de su escrito de dimisión, la cúpula local aprobó realizar una denuncia forma a la Comisión de Garantías de Podemos Castilla y León.
Por otro lado, en el acta de la reunión del 28 de octubre -no acudió Muñoz- queda patente el divorcio entre el Consejo Ciudadano de Podemos Salamanca y el grupo parlamentario en las Cortes regionales. Rodero y los suyos denuncian el destino de tres contratos de dicho grupo: dos recayeron en miembros de la Ejecutiva autonómica, la que lidera Pablo Fernández, y el otro “en alguien con vínculos personales previos”.
Además, los asistentes trasladaron una petición formal a la diputada Muñoz a fin de poder conocer su agenda pública. Cuestionaban que cuatro meses después de constituirse el Parlamento autonómico, el Consejo local todavía “no contaba con información alguna” al respecto, ni tampoco sobre “conceptos salariales y repercusión en la delegación de Salamanca”. Junto a ello, lamentaban que se habían dado casos de “reuniones sectoriales duplicadas y conflictos con prensa”.
El fracaso de los 'cuneros'
A esta guerra interna, con Fernández y Muñoz (fieles a Pablo Iglesias), por un lado, y la cúpula dimisionaria por otro, se unen los dedazos que iban llegando desde Madrid. Por ejemplo, para las generales del 20-D, el aparato estatal había pensado en Jorge Lago, natural de Madrid y residente en la capital, como cabeza de lista por Salamanca. Pero finalmente Lago terminó concurriendo en el puesto número 9 por Madrid. Al frente de la candidatura colocaron entonces a María José Jiménez, presidenta de la la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, que era otra cunera, sin arraigo en la ciudad. Ni ella ni Lago lograron escaño.
De este modo, comentan las fuentes citadas, el Consejo Ciudadano de Podemos Salamanca se ha encontrado con la “persecución” de la Ejecutiva autonómica y con el “abandono” de la organización estatal. Además, apuntan que la relación con Ganemos Salamanca –marca de IU, Equo y Podemos en el Ayuntamiento- tampoco fue la idónea.
Podemos Salamanca critica la “persecución” de la Ejecutiva autonómica y el “abandono” de la organización estatal
Fernández arremetió ayer contra la actitud “autoritaria y déspota” de Rodero, sobre la que pesan, dijo, unas “diez denuncias” por incumplimientos del código ético de la formación morada. Igualmente, anunció que una gestora se encargará de Podemos Salamanca. En cambio, de los escritos que la dirección local ha remitido al Comité de Garantías autonómico, guardó un clamoroso silencio.
Entre los diez consejeros locales (de los 17 iniciales) que ya no seguían a Rodero se encontraba Leticia Sánchez, en teoría asistente del grupo de Podemos en el Parlamento europeo. Sin embargo, en la práctica, tal y como reveló Vozpópuli el pasado 11 de abril, trabaja en el aparato estatal de redes sociales del partido, en la madrileña calle Princesa, y no sólo se dedica a temas comunitarios. También lanza propaganda de Podemos sobre cuestiones de organización interna y, en mayor medida, sobre política nacional. Sánchez pertenece asimismo a la Ejecutiva autonómica de Pablo Fernández.