Agentes de todas las Fuerzas de Seguridad del Estado han despedido entre aplausos a Francisco Javier Ortega, el agente de la Policía Nacional, de 28 años, que falleció el viernes en Madrid al ser arrollado por un tren en la estación de Embajadores, tras un forcejeo con un hombre al que trataba de identificar.
Los familiares y compañeros del agente han asistido a una ceremonia religiosa en el complejo policial de Canillas para despedir a Ortega, a quien, a título póstumo, se le ha impuesto la medalla de oro de la Policía. Sus compañeros le han puesto emotivos mensajes a través de las redes sociales: "Despedida a un héroe. Siempre en nuestro recuerdo", ha lamentado el Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Twitter.
Tras el acto, al que no han podido asistir los medios de comunicación por expreso deseo de la familia, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha recordado que los agentes, en su labor de servicio público, pagan en ocasiones "el precio más alto", que es su vida.
Cosidó ha calificado los hechos de "homicidio" y ha explicado que, tal y como puede comprobarse en las grabaciones del suceso, el inmigrante, que permanece en estado muy grave en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, arrastró intencionadamente al agente para que fuera arrollado por el tren en la estación de Cercanías de la plaza de Embajadores de la capital.
Ali Raba Yode, de 27 años, cayó a las vías del tren mientras empujaba al policía. El hombre sufrió un traumatismo craneoencefálico severo y otros politraumatismos por el impacto y permanece ingresado y en estado crítico en el hospital. Según fuentes policiales, Ali Raba Yode, que cuenta con nueve antecedentes, insultó y gritó a los policías, por lo que éstos procedieron a identificarle, momento en que se produjo un forcejeo durante el cual el agente fue arrojado a la vía.