José Luis Martínez-Almeida resultó elegido nuevo alcalde de Madrid con respaldo de los concejales de su partido más el respaldo de Cs y Vox, que han llegado a un acuerdo de gobierno en el Consistorio madrileño. El candidato del PP recibió 30 votos en tanto que Manuela Carmena recolectó 19 y Pepu Hernández, 8.
Apenas una legislatura ha logrado mantenerse la izquierda en el Consistorio madrileño. Un paréntesis leve, casi una excepción. Martínez-Almeida recibió este sábado el respaldo de 30 concejales de los grupos municipales del PP, Cs y Vox para proclamarse nuevo alcalde de Madrid. Almeida no había ganado las elecciones, en las que se impuso Carmena. Pero consiguió los respaldos suficientes para convertirse en el primer edil del Ayuntamiento. Una jornada de júbilo para el PP que recupera, no sin esfuerza, uno de sus tradicionales bastiones territoriales.
Así lo manifestó Almeida en su discurso de toma de posesión, en el que insistió en su compromiso con los madrileños en aras de una ciudad abierta a todos, libre y moderna. Tuvo que sudar el PP para conseguir esta alcaldía. Vox impuso sus condiciones en forma de sillas en las concejalías de distrito. También Ciudadanos disputó con intensidad la candidatura de Begoña Villacís. En el palacio de la Cibeles, el estandarte del PP volvía a ondear victorioso.
A Manuela Carmena, por 'cuestiones biológicas', le correspondió asumir la mesa de edad en la sesión constitutiva del nuevo Consistorio madrileño. Lo hizo sonriente, como quien se quita un peso de encima. Sus compañeros de Más Madrid mostraban un semblante menos entusiasta, entre el drama y la desolación. Luis Cueto Álvarez de Sotomayor, familiar de la alcaldesa saliente, exhibía un rictus quizás más pesaroso que el resto de sus compañeros, dada su particular relevancia en el equipo del Ejecutivo saliente. El candidato del PSOE, Pepu Hernández, se sumaba también a la cofradía de la faz penumbrosa.
El patio del Consistorio recogió escenas muy curiosas como el reencuentro entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, en su día compañeros de rivalidad interna. Álvarez del Manzano, tres veces alcalde, se sumaba jovial al festejo que tuvo su momento relevante con la llegada de Pablo Casado, el gran vencedor de la batalla de Madrid, que se empeñó en defender la candidatura de Almeida en contra de las presiones internas y externas, en especial de Ciudadanos, que pretendía una fórmula rotatoria.
Teodoro García Egea e Ivan Espinosa de los Monteros negociaron hasta las cuatro de la madrugada del sábado el acuerdo para desatascar las alcaldías pendientes de un acuerdo. Madrid y Zaragoza eran las dos zonas sin resolver pendientes de importanres flecos. "Tendremos gobiernos por la libertad en toda España", señaló en un tuit el número dos del PP, dando por redondeado el acuerdo con el partido de Santiago Abascal.