El viernes pasado el Consejo de Ministros de Pedro Sánchez nominó un total de cinco nuevos embajada ores de los más de 40 pendientes y comenzó los trámites del llamado plácet -esa suerte de visto bueno que da el Estado receptor a la persona que el Estado acreditante, en este caso, España, se propone nombrar- para otra veintena de jefes de misión en las embajadas.
Pero en el cuerpo diplomático también existen una serie de normas que pese a no estar escritas, tienen bastante peso. Cuando se produce un cambio de Gobierno, el nuevo ministro de Exteriores suele tener deferencia con los altos cargos del ramo que han formado parte del Ejecutivo anterior. Al fin y al cabo, minimizar las fricciones potenciales y fomentar las relaciones amistosas son funciones de la práctica diplomática desde la Grecia clásica.
Según cuentan a 'Vozpópuli' fuentes de la cartera de Asuntos Exteriores, los ministros del turno suelen "premiar" con una embajada tanto a sus antecesores en el cargo como a los secretarios de Estado, eso sí, siempre y cuando no hayas sido demasiado proactivo políticamente o beligerante. Esto explicaría que el nuevo ministro de Exteriores, Josep Borrell, haya decidido enviar a Alfonso Dastis, uno de los ministros menos conflictivos del Gobierno anterior, a su destino soñado: la bella Roma.
La codiciada 'Ruta Channel'
El diplomático gaditano quería aterrizar en la atractiva capital italiana ya en 2016, pero la llamada de Rajoy 'truncó' sus planes. Dos años después, ese perfil más "plano" que político le habría servido para no poner en un brete a Borrell a la hora de nombrarle jefe en una de las embajadas pertenecientes a la 'Ruta Channel', nombre jocoso con el que algunos diplomáticos han bautizado a las delegaciones españolas ubicadas en Viena, Londres, París... En definitiva, en las capitales europeas.
Además, la irrupción de un nuevo representante implica la salida de otro. Y, según apuntan las mismas fuentes, Borrell habría "matado dos pájaros de un tiro". En Roma se encontraba Jesús Gracia que, entre otros cargos, fue embajador en Cuba durante el último Gobierno de José María Aznar y después secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica en el primer gobierno de Mariano Rajoy. "Hay una alta significación política detrás", comentan desde Exteriores. Así, la cortesía con Dastis -con quien protagonizó un traspaso de carteras con abrazo incluido- estaría compensada con el arrivederci a Gracia.
Tokio y Moscú: las joyas
De acuerdo a fuentes conocedoras del 'puzzle' al que se enfrenta en estos días Borrell, aún hay dos embajadas más codiciadas que las que se sitúan en la bautizada como 'Ruta Channel': Tokio y Moscú. "Dependiendo de la extensión del país, el idioma, el clima o la peligrosidad, unos puestos tienen mayores retribuciones que otros", explican. Y Japón y Rusia se han convertido en la joya de la corona. En el otro extremo, en el de las menos codiciadas en términos de retribución y representatividad, se situarían pequeñas embajadas en algunos países de África, Centroamérica y Asia.
Según cuentan fuentes ministeriales, el ex secretario de Estado de Asuntos Europeos Jorge Toledo habría pedido Tokio como próxima parada, pero el Gobierno de Sánchez habría paralizado su nombramiento porque ese destino estaría reservado para un socialista "de pata negra", así que Toledo estaría "camino de La Haya como embajador". Sí parece haberle concedido su deseo Borrell al anterior secretario de Estado de Exteriores Ildelfonso Castro, que será el próximo embajador en Italia tal y como había solicitado.
García Casas, ex secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, será embajador en Brasil. Así sale Fernando Villalonga, exsecretario de Estado de Cooperación con Aznar"
Con Fernando García Casas, ex secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, habría sucedido algo similar a lo de Dastis. "Será el próximo embajador en Brasil, tal y como pidió porque, entre otras cualidades, tiene un carácter tibio y algunos incluso le consideran socialista. Además, así se cargan a Fernando Villalonga [ex conseller de Educación con Eduardo Zaplana; exsecretario de Estado de Cooperación con Aznar y responsable de cultura del ayuntamiento de Madrid con Ana Botella]", cuentan.
En el 'juego' también ha entrado el diplomático a quien Dastis le encargó la coordinación del control de la Consellería de Relaciones Institucionales y Exteriores de la Generalitat de Cataluña que dirigía Raül Romeva en aplicación del artículo 155: Juan Fernández Trigo. Borrell habría reservado para el también ex embajador de España en Haití la misión española en Cuba, país en el que ejerce ese cargo el antiguo director de gabinete del popular García-Margallo: Juan José Buitrago.
Gil-Casares, Sudáfrica y Sudán
Pero, ¿dónde se reubica a los embajadores salientes? De acuerdo a fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores, el destino de quienes se se ven obligados a salir de las delegaciones por los cambios de Gobierno puede ser Madrid, para ocupar algún puesto en los servicios centrales, o puede ser una embajada pequeña: "Depende de la inclinación política". Que se lo digan a Ramón Gil-Casares.
Cuentan las tan malas como acertadas lenguas que cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó al Gobierno y puso a Miguel Ángel Moratinos al frente de Exteriores, dejaron a un lado esa norma no escrita de la deferencia y al diplomático Gil-Casares, que había sido jefe del Departamento de Política Internacional y de Seguridad en Presidencia del Gobierno con José María Aznar, le mandaron a la República de Sudáfrica. Luego le tocaría Sudán.
Sin embargo, de acuerdo a fuentes del ministerio, la llegada de Borrell y la salida de Dastis ha sido más tranquila de lo que divisaban tras una inesperada moción de censura pues, según revelan, el actual ministro de Exteriores es una persona "coherente" y, en cierto modo, un nuevo verso libre como en su día lo fue García-Margallo.