A quien más beneficia sobre el papel una repetición de elecciones es a Pablo Casado porque, en un escenario de reflujo de voto en la izquierda -Vox ya no es percibido como amenaza-, el voto útil de la derecha se agruparía en torno al PP. Este es un lugar común que hoy admite en privado todo el espectro político a excepción de Albert Rivera, que aspira al sorpasso y a que Ciudadanos lidere la oposición.
Por eso, este martes, el presidente del PP se mostraba así de ufano:
▶ “No sabemos si habrá elecciones o no, u otra investidura o no, nosotros vamos a seguir trabajando y con la conciencia muy tranquila. La responsabilidad es en exclusiva de Pedro Sánchez”. @pablocasado_ pic.twitter.com/JXpSSuOuoR
— Partido Popular (@ppopular) July 30, 2019
Aún así, fuentes populares admiten a Vozpópuli que volver a las urnas el 10 de noviembre es el Plan B, no la opción preferida de Casado, por más que la flamente portavoz del Grupo Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, insista en volver a las urnas. "Casado sabe que subiría de los actuales 66 a 80 u 85 escaños después de exprimir a Vox y algo a Ciudadanos, nadie le discutiría, pero luego le seguirá quedando toda la 'travesía del desierto' por delante".
Habría gastado su segunda bala electoral para remontar el peor resultado en la historia del PP, sí, pero al precio de reforzar a un PSOE, que pasaría de 123 a 135/140 diputados, mínimo, por el desgaste de Unidas Podemos.
Es decir, su diferencia sobre Pedro Sánchez seguiría rondando los sesenta diputados, ni uno menos; cuando lo que necesita Casado es ganarle porque la composición de fuerzas en el Congreso -40 escaños nacionalistas entre ERC, JxCat, PNV y Bildu- garantizan la Moncloa a cualquier candidato socialista, quede primero o segundo, con tal de que no llegue el del PP.
El PP prefiere que Sánchez 'se cueza' con Podemos porque sabe que con la composición del Congreso ni ganando al PSOE tiene garantizada La Moncloa
Por eso, el Plan A de Génova es que el presidente del Gobierno en funciones se cueza en su salsa; que recomponga con Pablo Iglesias en agosto o septiembre el 'roto' de julio, sea investido y vayamos a una legislatura "inestable y corta"; en la esperanza de que la crisis económica y el empeoramiento de la situación política en Cataluña la conviertan en "imposible" obligandole a acortarla.
A tal fin, para empujar a Sánchez a mirar solo a Unidas Podemos, el líder del PP dio este martes la vuelta al argumento: ¿Apoyaría el PSOE (123) con su abstención una investidura suya apoyada por Ciudadanos (57) y Vox (24) -en total 147 diputados-?.
Un escenario que el propio Pablo Casado da por inverosímil porque pone en duda que el tiempo haya cambiado al Sánchez de no es no a Mariano Rajoy. Así las cosas, si los españoles tienen que volver a las urnas el 10 de noviembre, el PP se abrirá a "un periodo de reflexión" para articular posibles alianzas con partidos como Ciudadanos. "Si hay elecciones, volveremos a hablar", también con el PSOE, prometió.
Rivera como 'freno' a los barones
Pero no antes. Y mucho menos con un Ciudadanos subido al monte contra este PSOE de Sánchez y sus socios de Podemos, ERC y PNV a los que denomina "banda". Ceder en la abstención ahora para que arranque la legislatura sería regalar a Albert Rivera el liderazgo de la oposición que reclama para sí.
Y eso es algo a lo que ni siquiera los barones populares que ven esa abstención como única salida en algún momento -Alberto Núñez Feijóo, Juan Manuel Moreno Bonilla o Isabel Díaz Ayuso- defienden abiertamente ahora ya que supondría "la muerte del PP tal y como lo conocemos", se admite desde el entorno de alguno de ellos.