Después del rapapolvo recibido este martes en el Senado por parte de la mayoría parlamentaria que ostenta el PP en la Cámara Alta, Pedro Sánchez ha llegado al Congreso de los Diputados para enfrentarse a su primera sesión de control en el Hemiciclo como si ya hubiese superado el ensayo general.
Pero tanto al mandatario socialista como al resto de ministras y ministros que conforman su Gobierno les esperaban, entre otros, el portavoz del PP, Rafael Hernando, que, pese a darle una bienvenida menos amarga de lo esperado tras la moción de censura que hoy ha llevado a los populares a la oposición, le ha advertido que la "lealtad" de su partido no será con Sánchez, sino con "España, la Constitución y el Rey".
El debut del nuevo Gobierno socialista ha transcurrido con anécdotas típicas del primer día de clase, cuando es fácil diferenciar a veteranos de novatos. Mientras algunos ministros del antiguo Ejecutivo, como Fátima Báñez o Íñigo Méndez de Vigo, buscaban su sitio fuera de la fila azul, un ujier del Congreso le ha tenido que indicar al astronauta Pedro Duque, actual ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, dónde tiene que sentarse.
La 'chuleta' de Sánchez
Con alguna que otra dificultad para que sus 1,90 metros de altura se entendieran con el micrófono, Sánchez ha tratado de tirar de ironía en su respuesta a la acusación de Hernando sobre los cuestionables compromisos adquiridos con los diferentes grupos políticos como "el populismo de Pablo Iglesias" que le han llevado a la Presidencia del Gobierno. "Es evidente que su intervención no ha sido populista", ha dicho tímidamente el presidente.
Con un tono mucho más afable que cuando se trataba de someter a control al Gobierno de Rajoy, el dirigente de Podemos ha preguntado al líder socialista si está dispuesto su Gobierno a impulsar permisos de maternidad y paternidad iguales, intransferibles y remunerados al cien por cien. Todo era benevolencia en la respuesta. "Le agradezco el tono", le ha dicho Sánchez. Y así sucesivamente.
Tras el tono benevolente de Iglesias, ha llegado la pregunta de Baldoví sobre los compromisos prometidos... y Sánchez ha tenido que echar mano de la 'chuleta' en el móvil
Hasta que ha llegado la cuestión de Joan Baldoví, del Grupo Parlamentario Mixto, sobre los compromisos firmes que piensa adquirir su Gobierno a corto y medio plazo para solucionar el grave problema de infrafinanciación, que padecen los valencianos y las valencianas, y Sánchez a tenido que echar mano de chuleta. "Una infrafinanciación que usted mismo reconoció en el debate de defensa de su candidatura a la Presidencia del Gobierno donde habló de cohesión social", ha recordado Baldoví.
Tal y como hizo este martes en el Senado, Sánchez, mirando las notas que tenía en el móvil, ha señalado hoy en que en esta legislatura no puede culminar una "revisión a fondo" del sistema de financiación autonómica, pero se ha comprometido a "mejorar a corto plazo la financiación de todas y cada una de las comunidades, especialmente las que están infrafinanciadas".
Las veteranas Calvo y Batet
Mejor estreno en el Pleno, al menos en desparpajo, ha tenido Carmen Calvo ante las preguntas sobre el Aquarius y sobre la gestación subrogada de los diputados Carlos Rojas (PP) sobre y Patricia Reyes (Ciudadanos), respectivamente, o la catalana Meritxel Batet ante la cuestión en materia constitucional planteada por Juan Carlos Girauta.
Si bien es cierto que ambas ya eran asiduas a las sesiones de control al Gobierno, aunque desde la oposición, estas han sido capaces de sortear con menos titubeos las acusaciones del resto de fuerzas políticas ya no solo que muchos de sus compañeros de fila, sino del propio presidente.
Asiduas a las sesiones de control al Gobierno, Calvo y Batet han sido capaces de sortear con menos titubeos que Sánchez y el resto de ministros las acusaciones del resto de fuerzas
"Solo siendo ambiciosos podremos llegar a algo. Si no hacemos nada, seguro que no nos equivocamos, pero tampoco aportamos ninguna solución al problema que tenemos encima de la mesa", ha manifestado Batet preguntada sobre su "preocupante" intención de modificar la Constitución.
"La pregunta es si ustedes están dispuestos a asumir el reto de sumarse a las soluciones o si quieren mantenerse en las trincheras para alimentarse electoralmente del problema", ha planteado a Girauta sin papeles y mirándole directamente a la cara, aprovechando que a sus escaños les separan escasos metros.
El dominio de Marlaska
Fernando Grande-Marlaska se ha estrenado con el matiz a la pregunta inicial que tenía atribuida el diputado Javier Maroto. Si el enunciado registrado no era otro que ¿En qué va a consistir la política penitenciaria de su Gobierno? en la práctica el diputado popular se ha interesado por los planes del Ejecutivo respecto a los presos de ETA y de los políticos catalanes encarcelados.
Pero el ministro del Interior se ha remitido a la cuestión original y no ha dudado, incluso, en hacer avances sobre cuáles serán las líneas generales de su política que pasarían por aumentar las plantillas de los funcionarios de prisiones, además de sus salarios para que "estén más acordes a los de otros trabajadores de la Administración pública y de reformar la Ley General Penitenciaria".
El ministro ha demostrado su dominio en la materia, pero a Maroto poco le ha convencido, ya que, sobre los presos de ETA y los políticos catalanes, Grande-Marlaska se ha limitado a reiterar que se cumplirá con el principio de legalidad "adecuado a las circunstancias concurrentes e individuales de cada uno y mucho diálogo".
El 'papelón' de Planas
El papelón más grande ha sido sin duda el del ministro de Agricultura, Luis Planas. Después de una semana de aterrizaje forzoso en el Gobierno, con dimisión del ministro Máxim Huerta incluida, Planas ha sido invitado a dimitir por parte del Partido Popular por estar imputado en la actualidad por un caso de robo de agua en Doñana.
"Es el primer presidente que ha tenido un ministro imputado y otro condenado", ha acusado la diputada popular Beatriz Escudero a Sánchez. Pero en ese momento el presidente ya había abandonado su escaño, al igual que muchos de los nuevos ministros. "¿Por qué tenemos que dimitir los del PP y ustedes no?", se ha preguntado ante un casi solitario Planas.
Con un par de folios en la mano, Planas iba siguiendo el guion establecido. Aferrado a defender que "no hay caso" judicial porque no tuvo conocimiento de los hechos, ni participó de ellos ni tenía competencia sobre los mismos. "Tengo una hoja de servicios a España de 40 años sin reparos y ni usted ni algunos miembros de su partido van a mancharla con sus manifestaciones", se ha defendido.