El viernes por la noche, el PSM saltó por los aires. 48 horas después de imponer a Juan Lobato la labor de 'guardaespaldas' de Begoña Gómez en su declaración en la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid, Pedro Sánchez decidió el fúnebre destino del exalcalde de Soto del Real. Como anteriormente hizo con su antecesor, José Manuel Franco, obligándole a responsabilizarse del fracaso electoral de Ángel Gabilondo, pese a que la campaña la organizó y la dirigió Ferraz.
Varios medios de comunicación se hicieron eco de que Ferraz había elegido a Óscar López, Ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, como candidato para tratar de expulsar a Lobato de la secretaría general del PSM.
Como si fuese el emperador Caracalla, ahora que 'Gladiator II' se proyecta en los cines de todo el planeta, Sánchez ha volcado su pulgar, de nuevo, tratando de desestabilizar la labor de Lobato. Desde su llegada, el octubre de 2021, la falta de sintonía entre el PSM y Moncloa se ha ido agigantando.
Por todos es sabido que el carácter del líder madrileño, al que muchos califican de "laxo", no termina de convencer en el PSOE, especialmente cuando lo ha combinado con declaraciones fuera del ideario en temas tan delicados como la amnistía o la independencia fiscal de Cataluña.
Preguntado por esta decisión de Sánchez, una nueva injerencia en el proceso interno del PSM, Lobato arremetió, a su manera, contra los rumores e informaciones, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Portavoces de ayer lunes en la Asamblea de Madrid.
"Parece que no hay otro camino, la apuesta fue clara y estoy en eso. Me voy a presentar a las primarias del PSM y tenemos la inmensa mayoría de apoyo de los militantes. Hay que consolidar el proyecto, que es lo que la gente quiere. Cualquiera tiene derecho a presentarse, y más si conoce la región y se ha pateado las calles", señalaba Lobato sobre el nombre de Óscar López.
"La decisión del partido fue muy clara hace dos años y medio, la apuesta estratégica de construir con un equipo serio que traiga una alternancia democrática a Madrid. Claro que me voy a presentar a las primarias, pues la militancia quiere que, después de tantos años del día de la marmota, hagamos algo diferente en Madrid".
Seis líderes en nueve años
En el PSM critican que el secretario general del PSOE "hace y deshace en el PSM a su gusto". Algo, explican, que no ocurre con otras federaciones. Desde que se hizo con el poder orgánico, en 2016, ha cambiado de líder en la Comunidad en seis ocasiones.
Cuando Sánchez llegó a la planta cuarta de Ferraz era Tomas Gómez, alcalde de Parla, el que regentaba el edificio de la Gran Vía de Madrid, que albergaba la sede del PSM. El presidente del Gobierno, tras cesarlo, le cambió la cerradura para que no pudiera acceder. Rafael Simancas, uno de sus fontaneros para todo, se hizo cargo de la gestora.
Entre 2015 y 2017 fue la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, la que asumió el liderazgo del partido en la región. Dos años después le relevó José Manuel Franco hasta que, en 2021, Pedro Sánchez le obligase a dimitir para responsabilizarse del fracaso electoral de Ángel Gabilondo. Aquella campaña, sin embargo, se dirigió desde el Palacio de la Moncloa. Isaura Leal dirigió una gestora durante seis meses, de forma interina, hasta que Juan Lobato se hizo con el control en noviembre de 2021.
Militancia y Ayuso
Entre las bases del PSM prolifera la opinión de que Pedro Sánchez no tiene en cuenta la militancia ni la realidad de la Comunidad" con la toma de decisiones respecto a los liderazgos. La imposición de Mercedes González como alcaldable, a la que luego obligó a renunciar para colocar a Reyes Maroto, ya provocó un fuerte malestar en la formación.
En la federación madrileña del PSOE lamentan que el presidente "está empecinado en su batalla particular con Ayuso y que quiere un pitbull para atacarla". Y considera a Juan Lobato, actual líder, "muy dócil". De hecho este rifirrafe entre el jefe del Ejecutivo y la presidenta regional no gusta en el PSM.