Buena parte del PSM se llevó este miércoles un duro golpe tras arropar a Begoña Gómez en la Asamblea de Madrid. Varias fuentes del partido reconocen en privado que la imagen de su líder, Juan Lobato, acompañando a la mujer del presidente no es positiva para sus expectativas electorales en una comunidad tan escorada a la derecha. Pero también explican que no les ha quedado más remedio que tragar. La jugada, cocinada por Isabel Díaz Ayuso, ha puesto en bandeja a Pedro Sánchez la posibilidad de recodarle a su barón a quién debe obediencia. "Han sido lentejas, así es la política", sintetiza una de ellas. Ferraz impuso al PSM dispensar un buen trato a Gómez.
Lo cierto es que la dirección regional está apesadumbrada. El Grupo Socialista se reunió una hora antes de que la mujer de Sánchez llegara a la Cámara. Y en esa cita se decidió que los todos diputados la arroparan. Lobato no estaba dispuesto a sufrir en soledad esa imagen y la mayoría de los diputados socialistas se 'sacrificaron'. No obstante, otras fuentes en el grupo restan importancia a la foto de grupo con la mujer de presidente a las puertas de la comisión y no creen que vaya a colear en el tiempo. Algunos diputados se acuerdan de la imagen de Alberto Núñez Feijóo con Marcial Dorado. E incluso hay quien saca a colación de la Pedro Sánchez con Víctor de Aldama. "Ya no se acuerda nadie por mucho que se hable de ellas", explica un diputado.
El temor de la dirección del PSM es el devenir de la causa que afecta a Begoña Gómez, porque si termina siendo condenada por alguno de los cuatros delitos que la persiguen, el coste será grande. Especialmente para su líder, un técnico de Hacienda del Estado. "¿Cómo podrá Juan [Lobato] justificar haberla defendido?", se preguntan sus fieles en el partido. En cualquier caso, Lobato hizo lo que le tocó. Ferraz le impuso el argumentario: la comisión es un "espectáculo lamentable" del PP. Y dijo haber hablado con Pedro Sánchez: "Yo le he hablado de que ha ido todo bien, que Begoña ha estado muy tranquila, muy seria, muy solvente. Y él, bueno, pues que muy agradecido, y ya está, una conversación normal de un día como hoy".
Lo que queda claro es que el PSM ha sido el gran damnificado. La federación socialista lo tenía complicado, porque no podía hacerle el juego al PP, aunque finalmente eludió intervenir ante la mujer del líder socialista. Y eso que Lobato ya ha sido señalado por Moncloa, precisamente por salirse del seguidismo político del Gobierno en los temas más espinosos. Sánchez cree que el desempeño de su barón es pobre tras los últimos procesos electorales. Y encima, les obliga, a las puertas del congreso federal y regional -que se celebra poco después-, a 'arropar' a Begoña Gómez en un día tan delicado.
La situación interna del PSM está algo más calmada. Pero es una guerra fría. La sucursal socialista es un hervidero de conspiraciones en las que han participado hasta seis miembros del partido con un único fin: descabezar al secretario general autonómico, Juan Lobato. La dirección federal del PSOE ha jugado sus cartas, pero no quiere que la sangre llegue al río. No a las puertas del Congreso Federal.
"Han explorado y presionado con fuerza en septiembre. Pero han visto lo que piensa la gente y los números que hay. Es violento y equivocado moverle la silla a Juan [Lobato]. Y lo saben. Otra cosa será la candidatura a la Presidencia. Ahí volverá la guerra", sintentizan fuentes de la dirección del PSM. Y ahí es cuando temen que el PP explote la foto de este miércoles. Las fuentes consultadas admiten que la paz momentánea también obedece a una gestión de esfuerzos del propio Pedro Sánchez: "Él pasa. Tiene otros frentes más importantes", sintentizan en la dirección regional.