Política

Aumentan las presiones de la militancia de ERC y de otros sectores separatistas para vetar ya a Salvador Illa

Pese a que en la cúpula del partido ven cercano un acuerdo antes de que finalice el presente mes de julio, la última reunión en Waterloo de los principales líderes separatistas ha elevado al máximo el empuje para que los republicanos digan que no al PSC y se celebren elecciones

El primer secretario del PSC, Salvador Illa, ya afirmó el sábado que estaban en "conversaciones avanzadas" con el Govern para las cuentas
El presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès y ganador de las elecciones, Salvador Illa Europa Press

En la política, como en la vida, hay veces (bastantes) en las que hay que tragarse el orgullo y los principios. Y en esas anda ERC en las últimas semanas. El batacazo electoral del pasado 12 de mayo en Cataluña dinamitó por completo el plan de regeneración del partido a corto y medio plazo.

Como bien les hemos contado estos días, el choque entre los dos sectores mayoritarios de Esquerra, los favorables a Marta Rovira y el proceso de 'refundación', y los cercanos a Junqueras, ha recrudecido el conflicto interno que llevaba tiempo cociéndose.

Sin embargo, como en la política todo queda tapado por los votos, no ha sido hasta los últimos comicios autonómicos cuando ERC se ha dado cuenta del elefante en la habitación. Con veinte escaños, las ideas republicanas han sido relegadas al tercer escalafón de la ciudadanía catalana, por detrás de su rival en el espectro secesionista, Junts, y a mucha distancia de un PSC que, desde la moderación, le ha comido la tostada.

Pese al fracaso estrepitoso que supuso el 12-M, ERC sigue teniendo la llave de la gobernabilidad, algo con lo que no contaban tras la sangría de 178.446 votos y 13 escaños que se perdieron por el camino. El tripartito con el PSC y Comuns Sumar es la única fórmula válida de gobernanza en Cataluña, ya que un acuerdo con Junts no daría para una mayoría independentista en el Parlament.

Aparte de la influencia política y social, hay 369 altos cargos en juego para ERC en estas negociaciones. Evidentemente, perderá la inmensa mayoría de ellos, pues la idea pasa por Salvador Illa dirigiendo en minoría, pero unas cuantas decenas de los implicados sí podrían salvar su puesto.

A ERC este acuerdo de investidura le ha llegado en un momento muy delicado, especialmente a nivel interno. La famosa crisis de los carteles no ha hecho más que evidenciar la carcoma que existe en el seno de ERC. Por otro lado, la presión desde Junts y sectores radicales del separatismo como Asamblea Nacional Catalana (ANC) también están haciendo mella en el partido.

La reunión en Waterloo puede dinamitarlo todo

El pasado domingo, tal y como adelantó en primer lugar La Vanguardia, se produjo una reunión en Waterloo, con Carles Puigdemont de anfitrión, que reunió a sectores independentistas de Junts, ERC y la CUP con entidades como Asamblea Nacional Catalana, Asociación de Municipios por la Independencia y Òmnium Cultural.

El encuentro, todo un cónclave secesionista en mitad de las negociaciones entre republicanos y socialistas por la investidura de Salvador Illa, tuvo como único objetivo agitar el avispero social y político en Cataluña, forzando a ERC a negarse al pacto con el PSC, llevando a la región a nuevas elecciones.

Personajes como Jordi Turull, el defenestrado Toni Comín, Lluís Puig, Marta Vilaret, Carles Riera, Juli Fernández, Lluís Llach, Xavier Antich y Jordi Gaseni se sentaron en la mesa de Puigdemont, principal ideólogo de esta estrategia.

Una semana después del fallo del Tribunal Supremo que dejaba sin amnistía el delito de malversación a los implicados en el 1-O, los reunidos trataron el regreso de Puigdemont y el resto de fugados, aunque su situación siga siendo la misma. Delicada. Como la de Rovira desde Suiza. El planteamiento no se movió un centímetro de lo que hemos ido conociendo estos días, Junts quiere una fuerza independentista, y eso implica repetición electoral, que así sea.

ERC quiere cerrar de investidura

El fantasma de la repetición electoral que agita Carles Puigdemont, al que le encantaría imbuir por ósmosis a Esquerra, sería un escenario donde ERC podría perder lo poco que le queda, aún concurriendo en los comicios por separado.

Por eso, para la cúpula es fundamental cerrar un acuerdo de investidura con el PSC y dejar que Salvador Illa gobierne. Ya en noviembre, cuando se celebre el Congreso del partido, y se elija a un nuevo líder, verán por dónde y cómo acometer los cambios que necesita la formación con urgencia.

Existen cuatro grandes frentes, conocidos de sobra, que guían los acuerdos con los socialistas. El impulso a la lengua catalana, donde parecen tener el visto bueno del PSC; el cupo a la catalana, donde se espera que Moncloa termine claudicando de nuevo; una apuesta clara y concisa con medidas durante la legislatura por agrandar los derechos sociales de los catalanes; y, por último, el manido referéndum de independencia.

Al respecto del cupo, Raquel Sans, portavoz del partido, detalló ayer que las negociaciones de cara a la investidura "avanzan a buen ritmo" con el PSC, aunque ha remarcado que los republicanos también mantienen en paralelo sus negociaciones con Junts.

En una rueda de prensa desde la sede del partido, Sans concretó que, de todos los temas abiertos a debate en las negociaciones de la investidura con los socialistas, el que más rápido avanza es "probablemente" el de una eventual financiación singular para Cataluña.

El referéndum, asunto por lo que ERC parecía apostar muy fuerte hace unas semanas, se ha ido diluyendo a medida que pasan los días y crecen los problemas en el partido. Sin embargo, y como ha recalcado Marta Rovira en infinidad de ocasiones, el pacto de investidura no saldrá adelante si las bases de ERC no dan el visto bueno.

Una masa social, la de Esquerra, de corte claramente independentista, la cual no ve con buenos ojos que se haga presidente a Salvador Illa, y mucho menos renunciando al soñado referéndum. Para explicar bien todos los pasos y que la militancia acabe cediendo a lo que quiere la cúpula, Esquerra lleva días organizando asambleas territoriales, donde la propia Rovira participa de manera telemática, donde se debate sobre este acercamiento al PSC y se analizan todos los pasos dados.

La última de estas asambleas se celebrará el lunes 15 de julio en el Auditori de les Cotxeres de Sants, en Barcelona. Veremos si para entonces tiene ERC un pacto que presentar a las bases. Cualquier escenario es posible, aunque confían en cerrar por fin el tan ansiado acuerdo de investidura.

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