Eran las 9:37 horas de la mañana cuando Marimar Blanco irrumpió en el Congreso y tomó asiento entre Alberto Núñez Feijóo y Cuca Gamarra, sitio preferencial de la bancada, con la ovación de los diputados del PP como banda sonora. La llegada de la senadora y hermana del concejal del PP en Ermua asesinado por ETA en 1997, Miguel Ángel Blanco, emblema cristalino y verdadero de la lucha antiterrorista, interrumpió durante algunos segundos a un Pedro Sánchez que, desde la tribuna de oradores, hablaba de inmigración a petición del PP. La invocación de Feijóo adivinaba que el líder de la oposición aparcaría el debate migratorio, que trataría de suturar la herida abierta en el seno de la formación tras el error en la Comisión de Justicia, ese papel no leído, o no comprendido, u obviado en vísperas de agosto, que acabó con el PP votando en contra de su ADN. Y así fue.
Aseguran en el equipo del líder del PP que fue la propia Marimar Blanco quien "pidió esta mañana asistir al pleno", precisamente, "sabiendo que Feijóo empezaría su intervención con el asunto de los presos". No obstante, para algunos diputados era "mejor no comentar" el aldabonazo moral que buscaba Feijóo frente a Sánchez y EH Bildu. A bocajarro, en cuanto tomó la palabra en la tribuna de oradores, el líder popular pidió "expresamente" al presidente del Gobierno que retirara "la ley que deja sin efecto más de 300 años de prisión a los condenados por terrorismo de ETA".
Y es que el gallego, como en los wésterns, todavía muerde el cuero del alcohol sobre la herida. "Estos días muchos españoles se sienten decepcionados con mi grupo parlamentario, y tienen razón", concedió Feijóo, que volvió a delimitar la frontera "moral" entre una trinchera y otra. "No es lo mismo un error por injustificable que sea que la bajeza moral de impulsar una ley a sabiendas", volvió a repetir, como este martes, si bien esta vez frente a sus adversarios.
El líder del PP recordó a Sánchez que tiene hasta el lunes –"tiene cinco días, hasta el 14 de este mes"– para retirar una reforma que podría llevar por nombre Txapote en honor al verdugo del hermano de la mujer que cogió asiento en primera fila. "Es un día horrible, Txapote podría tomarse las uvas en su casa", dijo Marimar Blanco este martes en la COPE.
Xabier García Gaztelu dirigió el brazo armado de la banda terrorista, cumplió 6 años y 9 meses en Francia, y el descuento de sus penas supondría su excarcelación en 2025. Txapote está condenado por los asesinatos de Alfonso Morcillo Calero, Gregorio Ordóñez Fenollar, Mariano de Juan Santamaría, Enrique Nieto Viyella, Fernando Múgica Herzog, Miguel Ángel Blanco Garrido, José Ignacio Iruretagoyena Larrañaga, Fernando Buesa Blanco, José Luis López de la Calle, Irene Fernández Perera, Máximo Casado Carrera y José Javier Múgica Astibia.
Pero ha sido el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, quien ha rechazado las dimisiones de José Manuel Velasco, Rafael Benigno Belmonte o María Jesús Moro, presentes en la reunión de la ponencia de la reforma el 31 de julio, y que pusieron su cargo a disposición del partido en la mañana de este martes. Fuentes de Génova aseguran que no dejaran caer a "los eslabones más débiles" del partido, aunque se cuenten a pares los dirigentes populares que piden depurar "responsabilidades" porque lo ocurrido "es muy gordo".
"Si le queda un mínimo de conciencia, le ruego que lo aproveche y recapacite", siguió Feijóo con Sánchez, muñidor último de la pseudomedida de gracia que espolea al mundo abertzale. "Si no retiran la ley, ya pueden disfrutar de esta victoria miserable, pero no vuelvan a dar lecciones. Ahí se quedan para siempre con el aplauso de Otegi, de Txapote y de los demás. Quédenselos, señoría. Quédense ese aplauso y esos seis votos", lanzó un líder del PP encendido como pocas veces.
Fue entonces cuando Francina Armengol lo llamó al orden en base a algún artículo del Reglamento que impide a los diputados alejarse del objeto del debate. "Señoría, el presidente habló sin límite de tiempo sobre la dignidad de las personas que entran en España. Yo tengo derecho a hablar de la dignidad de los españoles asesinados por ETA; tengo derecho y lo voy a hacer", dijo Feijóo, que siguió hablando durante algunos minutos.