Pedro Antonio Sánchez podría saltar de la dirección del PP murciano en las próximas semanas si el tribunal decide finalmente su procesamiento. Ya se vio forzado a abandonar la presidencia de la región, tras ser imputado por el 'caso Púnica'. Ciudadanos no permitió su continuidad. Está ahora pendiente de la posible apertura del juicio oral.
En la sede de Génova se prepara discretamente el relevo. Si el Tribunal Superior de Justicia de Murcia decide su procesamiento, el PP cumpliría lo que señala sus estatutos y le suspendería de militancia. Un contratiempo severo, ya que Sánchez había sido elegido jefe de la organización regional por una mayoría abrumadora en el congreso celebrado el 18 de marzo.
"Debemos dejar actuar a la Justicia", señaló este miércoles Pablo Casado, portavoz del partido. "Ya ha asumido sus responsabilidades políticas, otra cosa son las que pueda dilucidar el juez", añadió. La oposición exige en pleno que Sánchez abandone el escaño, ya que es diputado en la Asamblea. No parece que vaya hacerlo, para no perder su aforamiento, según se menciona en su entorno.
Evitar la bicefalia
Fernando López Miras es la persona indicada para hacerse cargo del PP murciano, comentan fuentes del partido. Mano derecha insobornable de Sánchez, le sucedió en la presidencia en una ceremonia de exaltación de la lealtad y hasta de la obediencia hacia su mentor y predecesor. Miras es un político joven, el 'perfecto número dos', según comentan en fuentes del PP donde se le considera falto de experiencia pero con futuro. En Génova optarían por la continuidad y evitarían así una bicefalia que, en la actual coyuntura, podría dar lugar a tiranteces no deseadas.
La cúpula del PP defendió hasta el límite la continuidad de PAS al frente del Gobierno regional. Dejar caer a un presidente autonómico implicaba un enorme castigo. Mariano Rajoy le defendió hasta el límite de lo posible. También lo hizo Fernando Maíllo, coordinador general de la formación. No hubo caso. Ciudadanos, que tiene la llave de la mayoría del la Asamblea murciana, forzó su renuncia. Albert Rivera no admitió transacción alguna. Quería evidenciar su compromiso innegociable con el pacto de investidura suscrito en la región. Los estatutos del PP no hablan de renuncia o cese por asuntos de corrupción hasta que no se abre formalmente un juicio oral. No es aún el caso de Sánchez. Quizás todo quede concretado antes de quince días. Génova quiere también tener lista la fórmula del relevo.