El Gobierno hizo gestiones al más alto nivel diplomático para frenar el veto de entrada a Estados Unidos impuesto por la administración de Donald Trump a toda la cúpula directiva de Meliá. No resultaron. Fuentes del Ejecutivo culpan a la presión que ejerce el exilio cubano de Miami sobre Trump en año electoral. Florida es un estado decisivo para la reelección del presidente norteamericano.
Según ha sabido Vozpópuli, tanto Presidencia como el Ministerio de Asuntos Exteriores han intentado parar estas sanciones derivadas de la ley Helms-Burton sobre restricciones comerciales en Cuba. Y se ha involucrado a la Unión Europea para ejercer la mayor presión posible sobre Estados Unidos.
Sin embargo, la administración Trump no ha dado su brazo a torcer. El veto que impide la entrada a territorio norteamericano a toda la cúpula de Meliá y a sus familiares directos ha sido abordado en numerosas reuniones privadas.
Gestiones de la UE y la importancia de Florida
La anterior comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malstrom; y Federica Mogherini, predecesora de Josep Borrell como responsable de la diplomacia europea; incluyeron el tema de Meliá en sus agendas bilaterales con Estados Unidos. Al igual que ellos, Borrell y el actual comisario de Comercio, el irlandés Phil Hogan, han tratado de mediar a favor de España y de una de sus empresas punteras.
Pero todos los encuentros con el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo; y el secretario de Comercio, Wilbur Ross, han fracasado. Y el veto que desveló este diario se ha hecho efectivo. Y ahora amenaza con extenderse a otras compañías españolas con intereses en Cuba.
El Gobierno está molesto, pero tampoco quiere precipitarse en la respuesta y entiende que lo mejor que se puede hacer es seguir presionando a nivel europeo. Eso, dicen, les da más fuerza. La lectura que se hace en Exteriores es que el año electoral en Estados Unidos complica la solución. Trump se juega la reelección el 3 de noviembre.
Uno de sus principales apoyos en la carrera por la Presidencia es el exilio cubano en Miami. De hecho, la ley Helms-Burton de refuerzo del embargo a la Cuba castrista fue aprobada durante el mandato del demócrata Bill Clinton. Y se interpretó como un guiño a la comunidad cubano-americana.
El Estado de Florida, en el que reside la mayor parte del exilio cubano, es uno de los feudos electorales clave en las elecciones de Estados Unidos. El resultado de Florida ha determinado el ganador de las elecciones en los últimos años. Trump ganó Florida en 2016, y también lo hizo Barack Obama en sus dos mandatos.
En el recuerdo permanece la victoria de George W. Bush sobre Al Gore en las elecciones del 2000, que se decidió por un puñado de votos en Florida.
Veto amparado en Helms-Burton
Gabriel Escarrer, consejero delegado y vicepresidente de Meliá International Hotels, y el resto de su cúpula directiva han recibido una carta de las autoridades norteamericanas en la que se le comunica la imposibilidad de pisar territorio norteamericano en virtud de la ley Helms-Burton.
El veto se ampara en el título IV de la citada ley para impedir la entrada de Escarrer al país. Este apartado -que siempre ha estado en vigor pero nunca se había aplicado hasta ahora- permite a la Secretaría de Estado de EEUU expulsar del país o impedir la entrada a "extranjeros que hayan confiscado bienes de nacionales estadounidenses o traficado con dichos bienes".
El origen del conflicto de Meliá con la Helms-Burton arrancó el pasado verano, cuando una familia de origen cubano presentó en Estados Unidos una demanda colectiva contra Expedia, Booking, Trivago, las empresas cubanas Gran Caribe, Cubanacán, Grupo Gaviota y la citada hotelera española, que fue formalmente incluida en el pleito en septiembre.
Cuba es un mercado clave para el grupo. En sus últimas cuentas publicadas hasta septiembre de 2019, Meliá cuenta con 35 hoteles -14.371 habitaciones- en Cuba y otras cuatro aperturas previstas para este año, su mayor apuesta después de España, donde hay 143 alojamientos operando bajo su marca.