El PP está en campaña. El prietas filas ha durado hasta el aplauso que la Junta Directiva Nacional ha brindado a su presidente durante los últimos 14 años. El discurso de Mariano Rajoy no ha sido el de la moción de censura. Eran palabras en clave interna con dos ideas claras: no apoyará un candidato ("no tengo delfines") y hay que respetar la unidad del partido.
La expectación era máxima en el hotel elegido por el PP para celebrar este encuentro. Lo primero que ha hecho Rajoy es despejar la duda del calendario. El congreso se celebrará los días 20 y 21 de julio en Madrid. El comité organizador es prácticamente el mismo que el del congreso ordinario de febrero del 2017. Cambia la presidencia: Luis de Grandes en lugar de Luis Fernanda Rudi. Se trata de un veterano del partido. El equipo que le acompañará en la comisión está integrado por clásicos del aparato, vinculados en su mayoría a María Dolores de Cospedal.
Ansiolíticos en el PP
Poco importaba la comisión organizadora. El interés está ya en los aspirantes, si es que hay más de uno. El calendario hacia el congreso está muy comprimido. Rajoy quiere un partido con un liderazgo claro y en perfecto estado de revista para hacer oposición a partir de septiembre. Las candidaturas deben formalizarse entre el 18 y el 20 de junio. Es decir, la próxima semana. "Me parece que el consumo de ansiolíticos se va a disparar estos días", decía el entorno de un barón con aspiraciones de liderazgo nacional. "¿Esto es más divertido que el Gobierno?", bromeaba.
Nadie ha enseñado sus cartas. Sólo lo han hecho los candidatos que no tienen opciones y quieren colocarse rápido por lo que pueda pasar -caso de la alternativa liberal de José Ramón Bauzá. La gran esperanza blanca sigue siendo el líder del PP gallego Alberto Núñez Feijóo, que mantiene la incógnita y una frialdad de hielo ante los periodistas tanto en público como en privado.
"Esta es la semana de la militancia, que los militantes hablen y que concreten cuáles son sus propuestas, éste es el procedimiento y lo voy a respetar", dijo ante la nube de micrófonos que le esperaba. El presidente de la Xunta no tiene intención de dar el paso antes del 18 de junio. La única concesión que hizo a un grupo de periodistas fue confesar que tiene una pulpada con militantes el próximo sábado. Pero no va a anunciar su candidatura ante las bases gallegas. Al menos eso dice su equipo.
Liderazgo y renovación. Son los dos conceptos que vende Feijóo al PP. El ejemplo que pone es lo ocurrido en Galicia. "Cuando Feijóo sustituyó a Manuel Fraga en 2006 nadie conocía a su equipo, incluso había gente que nos decía que jamás volveríamos a gobernar la comunidad. Ganamos las elecciones del 2009 y la realidad es que aquel primer Gobierno no lo conocía nadie", explicaba una persona cercana al PP gallego.
Mientras Feijóo sigue deshojando la margarita, la novedad de la Junta Directiva ha sido Sáenz de Santamaría. Si la ex vicepresidenta de la Gobierno no quiere presentarse a la carrera sucesoria, lo está disimulando muy bien. No por lo que ha dicho (nada en concreto), sino por lo que no ha dicho. Sáenz de Santamaría no ha descartado una posible candidatura. Podía haberlo hecho. Vozpópuli ya informó que la vicepresidenta estaba sondeando sus opciones.
La 'vice' ha vuelto
Pero además de lo que no ha dicho, la otra clave de la Junta ha sido su lenguaje corporal. Ha regresado la vicepresidenta en estado puro. Sáenz de Santamaría se ha mostrado hiperactiva, ha recuperado la sonrisa que perdió durante las jornadas de la moción de censura, ha conversado con los periodistas, ha recordado que ya está trabajando en la oposición con enmiendas a los Presupuestos en el Senado y en definitiva se ha dejado ver con unos y con otros. El recordatorio de las enmiendas es un mensaje cifrado a su teórico rival Feijóo: yo estoy en el Parlamento.
Rajoy ha recordado que los congresos son procesos orgánicos tensos. El recado a los suyos es que el partido que salga del envite esté más unido que hoy. Y ha pedido un debate constructivo entre los aspirantes, si hay más de uno. La frase indica que al ex presidente no le gusta demasiado la idea de varios contendientes. Los pactos in extremis para presentar un solo candidato están en el ADN del PP en toda España. No es descartable que se produzcan para evitar un enfrentamiento fratricida en julio.
"Seamos constructivos, este es un proceso para crecer, para sumar y para integrar. Gane quien gane, al día siguiente deberá contar con sus rivales, - repito, si los hay- porque necesitará las manos, la experiencia y la energía de todos para recuperar cuanto antes ayuntamientos, comunidades autónomas y el Gobierno de la Nación. Gane quien gane, vamos a ganar todos", dijo Rajoy.