Dos hoteleros catalanes han comparecido como testigos en el juicio del procés del Tribunal Supremo a petición de la Fiscalía y la Abogacía del Estado para dar cuenta de la situación vivida en sus instalaciones por alojar en ellas a policías enviados por el Ministerio del Interior como parte del contingente para hacer frente al 1-O.
Han sido dos testimonios muy escuetos que se han saldado en apenas tres minutos y 44 segundos el primero y cuatro minutos el segundo. Uno de los hoteleros, procedente de Reus (Tarragona), ha declarado que hubo varias concentraciones, dos de ellas especialmente numerosas. En ellas se proferían gritos como “¡fuera policía!” o “¡fuera las fuerzas de ocupación!”.
Sin embargo, no se reflejó en su relato que esas manifestaciones tuviesen un carácter especialmente intimidatorio y ha negado presiones para desalojar a los agentes. El segundo hotelero, de Figueras (Gerona), ha llegado a calificar ante las preguntas de Fiscalía que las dos concentraciones de las que tuvo conocimiento fueron “pacíficas”. En ese punto el fiscal Fidel Cadena dio por finalizado su interrogatorio.
Ha sido la Abogacía del Estado quien se ha interesado acerca de si recibieron llamadas de teléfono intimidatorias. Ahí el empresario ha reconocido que tuvieron que llegar a desconectar la línea por recibir amenazas e insultos para que se fueran los policías.
