El líder de Podemos y vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, lo tiene claro. De aquí a las próximas elecciones catalanas, que se esperan para enero o febrero, quiere insistir en su apuesta republicana. Lo hará para intentar evitar que su partido se desplome en los sondeos, cuya caída se traduce en una perdida de peso en el organigrama del Ejecutivo. No obstante, no todos los dirigentes de primera fila del partido creen que esta estrategia sea ganadora.
Este asunto es clave, porque como adelantó Vozpópuli, el equipo del presidente Pedro Sánchez alertó a Iglesias de que tenía margen para atacar a Juan Carlos I (y más en general a la Monarquía), pero no afondar su espada en la Jefatura del Estado de Felipe VI. Es por ello que, a diferencia de Alberto Garzón, el mensaje que Iglesias escribió en Twitter sobre la neutralidad de Felipe VI estaba más medido (“moderado”, según su entorno) que el del delegado de Consumo.
Iglesias y varios dirigentes de Podemos han hecho hincapié en la importancia de incrementar los ataques a la Monarquía en los últimos meses. En el último Consejo Ciudadano (la Ejecutiva del partido) el líder de Podemos oficializó esa postura. Reiteró el concepto de “horizonte republicano”, que asoció a la voluntad de que en su opinión se impondrá a nivel popular sobre la forma de Estado.
El vicepresidente y líder de Podemos mezcló la idea de cambio de la élite empresarial a la del republicanismo. También tocó el tema del "escenario de superación de la crisis territorial", fomentando una organización "más federal, más confederal y construida sobre fraternidad y reconocimiento de la diversidad y plurinacionalidad de España", frente al "modelo centralista encarnado por la Monarquía".
Umbral del 11% de votos
Es probable que el debate interno en Podemos se extienda a los Comunes. El problema es que los miembros del partido de Ada Colau saben que en este segmento los independistas son muy activos. Las perspectivas electorales de Podemos en esta región son funestas. Y Colau teme que el desplome de Podemos se refleje en las autonómicas de febrero al igual que ocurrió en el País Vasco (en Galicia el partido se quedó sin representantes).
La barrera nacional que Iglesias quiere preservar es la del 11% de votos, que garantiza tener al menos 30 diputados. Por debajo de este umbral, Podemos se convertirá en la nueva Izquierda Unida. Es por ello que fuentes de Podemos aseguran que Iglesias mantiene vivo el debate sobre la Monarquía aprovechándose de su “crisis” para sobrevivir en los sondeos.
Dudas en la cúpula
Aun así, no todos en Podemos consideran ese planteamiento ganador. En primer lugar porque desde la entrada en el Gobierno los morados se han estancado en las encuestas. Es cierto que el Ejecutivo arrancó con la pandemia, pero los estudios demoscópicos privados y públicos coinciden en que el PSOE se consolida, hasta incluso ganar en expectativa electoral, mientras que Podemos va a la baja.
Según los más críticos, Iglesias está utilizando el republicanismo con “intereses personales”: para diferenciarse del PSOE y después del desastre electoral en Galicia y País Vasco. Aunque consideran que Iglesias no planteará un pulso real a Sánchez en este ámbito, sino que se quedará en la dimensión de la propaganda para sus votantes.
Iglesias sabe que sus márgenes de acción son reducidos. La Moncloa no quiere volver a la semana trágica del ataque a Felipe VI de sus ministros, pero ha dejado a Iglesias vía libre para diferenciarse del PSOE en este ámbito. Siempre y cuando el vicepresidente no lance sus dardos contra el propio Jefe del Estado. Y en este asunto, que los de Iglesias y el grupo parlamentario de Podemos consideran muy simbólico, darán su batalla.