La fecha límite para celebrar el pleno es el 31 de enero. Hasta entonces, puede pasar prácticamente de todo. Solventados los trámites para constitución de la mesa del Parlament, con cuya presidencia se hizo el republicano Roger Torrent, todas las miradas se centran ahora en la fórmula para investir presidente a Carles Puigdemont.
El nuevo jefe de la institución sondeó durante sus dos primeros días en el puesto a los representantes de los grupos parlamentarios. Concretados ya los apoyos con los que cuenta el expresidente fugado a Bélgica, Torrent desvelará el lunes si lo propone formalmente para una investidura que deberá realizarse forzosamente a distancia. El expresidente no tiene intenciones de volver a Cataluña, por lo que está sobre la mesa la posibilidad de que Torrent viaje a Bruselas durante este fin de semana para entrevistarse con el candidato. JxCAT así lo ha exigido; ERC no lo ha descartado.
Aunque ese mismo día saldrá de Bélgica. Viajará hasta Dinamarca para ofrecer en la Universidad de Copenhague una conferencia sobre la situación política de Cataluña. Será la primera vez que cruce la frontera desde que huyó a finales de octubre de España. El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena levantó la orden europea de detención que pesaba sobre él, por lo que goza de libertad de movimientos, salvo para volver a nuestro país, donde sería inmediatamente detenido.
Lo siguiente decisión que Torrent tiene en sus manos y en el conjunto de la Mesa -de mayoría independentista-, es si concede la petición de Puigdemont y de los otros cuatro exconsejeros que permanecen en Bruselas para delegar su voto en el pleno de investidura. En la apertura de la Legislatura no tuvieron ese dilema, puesto que estos renunciaron a la misma. El informe de los letrados la Cámara se muestra contrario a esta posibilidad. No cumplen los requisitos que fija el Reglamento, dicen en un texto no vinculante.
Hasta aquí las certezas. El resto sigue en el aire. Los números cambian dependiendo de la anterior decisión. La aritmética asegurada refleja un empate a 65 votos entre independentistas y 'consticionalistas', contando con que previsiblemente los tres exconsejeros encarcelados puedan delegar su voto como hicieron el pasado miércoles.
Puigdemont necesita mayoría absoluta -68 escaños- para ser investido en primera vuelta. En segunda vuelta sólo requiere una mayoría simple. Por eso necesita el voto delegado para romper el hipotético empate a 65. Los 'comunes' dijeron que ni siquiera se abstendrán. La CUP, por su parte, también impone exigencias, aunque previsiblemente no boicoteará la investidura. En todo caso, sus cuatro parlamentarios son clave y Puigdemont necesita, al menos, su abstención en segunda vuelta.
La segunda incógnita abierta es qué estrategia desplegará el Gobierno ante la posible investidura telemática. ¿Pueden impugnar el pleno antes o después de la foto? Es decir, si lo que impugnan es la decisión del Parlament por la que Puigdemont ya habrá sido investido.