Un partido muy tocado, pero no hundido. Al menos de momento. El efecto de la entrada de Íñigo Errejón en las elecciones de noviembre amenaza con fragmentar el voto de Unidas Podemos, además de fomentar escisiones territoriales. Además de los dirigentes de Murcia, hay otros que según explican fuentes de Podemos a Vozpópuli podrían alejarse del partido. Por ejemplo en Aragón y La Rioja.
De aquel partido que quiso dar el sorpasso al PSOE entre 2015 y 2016 queda objetivamente poco. Los votos pasaron de más de cinco millones a 3,7 en las elecciones del pasado abril. Y todos los sondeos apuntan a que habrá otra sangría el 10 de noviembre. Los de Iglesias sostienen oficialmente que “no hay preocupación” por la irrupción de Más País. Creen que Errejón robará más votos al PSOE. Pero la realidad es que debido al juego de los restos son muchos los diputados morados que pueden perder su escaño.
Vistalegre III
El término “implosión” no es un tabú en las conversaciones entre los dirigentes de Podemos. Sobre todo los que en los últimos meses han sido alejados de la primera fila. Después de la salida de Errejón y la dimisión de Ramón Espinar, Podemos aparece cada vez más como el “partido de Iglesias”. Y las voces que piden la celebración de un nuevo congreso (Vistalegre III) miran al futuro con desolación.
El mapa territorial de los morados está desdibujado. Con Más País, es casi imposible que Podemos mantenga sus seis escaños madrileños. De reducirse a la mitad, podrían quedar fuera del Congreso dirigentes de primera fila como Gloria Elizo o Rafa Mayoral. En Aragón, la corriente de Nacho Escartín ya ha anunciado que trabajará para que Pablo Echenique no sea el cabeza de lista, y algunos argumentan que el líder aragonés de Podemos puede plantear una escisión en el caso de recibir un portazo desde Madrid.
En Sevilla y Málaga es probable que Podemos pierda en total dos escaños si Errejón presenta una lista. En Cataluña, una de las regiones clave para Podemos (obtuvieron siete escaños en abril), también se baraja el desembarco de las tropas errejonistas. Más País ha conversado con los federalistas y el nombre de Joan Coscubiela ha aparecido sobre la mesa como líder del nuevo partido. Sectores de los federalistas están insistiendo en estas horas para que el sindicalista y político se decida, como adelantó Vozpópuli.
Los dos diputados de Podemos de Murcia ya han anunciado que se pasan a las filas de Errejón. Y otros errejonistas están dispuestos a dar el paso. Por ejemplo, Alberto Montero en Málaga. Y en Valencia los de Compromís que se presentan en alianza con Errejón aspiran a pasar de uno a tres o cuatro diputados, lo que afectaría inevitablemente a Podemos.
La sangría puede afectar también a Galicia. En esa región se juega su escaño Yolanda Díaz, afín a Iglesias. La exfundadora de Podemos, Carolina Bescansa, podría ser la candidata de Errejón en esa región. Y en Baleares y Canarias, Errejón también trabaja para robar entre uno y dos escaños a sus antiguos compañeros.
Campaña dura
Para intentar evitar la implosión, Iglesias prepara una campaña dura contra Errejón. En el Consejo Ciudadano ha remarcado que Podemos “no ha nacido para ser subalterno” y ha acusado a Errejón de querer “apuntalar” al bipartidismo.
De momento, el secretario ha logrado erigir un muro de Adriano contra el avance de los bárbaros en Andalucía y con los comunes catalanes. Ada Colau se mantiene fiel a él, aunque no se sabe hasta cuándo durará. Y en Andalucía los anticapitalistas que pidieron crear un grupo propio en el Congreso han reculado. Se presentarán con la misma lista que la de abril y la sigla de Unidas Podemos.
La sala casi vacía en la que se celebraba el pasado sábado el Consejo Ciudadano es reveladora de la tormenta que va a llegar. Todos los errejonistas han sido apartados; los que planteaban un congreso adelantado, también. Quedan los fieles y el núcleo duro de Iglesias: pocos dirigentes que esperan que el líder morado logre otro milagro electoral como el del pasado abril (logró 42 escaños). Pero no sin cierta decepción por cómo descarriló la oportunidad histórica de entrar en el gobierno de la nación en julio.
Algunos sospechan que el 10-N se pueda convertir en el canto del cisne del partido que quiso ser interprete del tsunami del 15-M. “No quiero el 15% o el 20% de votos; yo quiero ganar”, decía Iglesias hace solo tres años. En las últimas generales su partido alcanzó el 14% de los votos, y ahora con Errejón sus expectativas van a la baja.