“Las negociaciones de estos días van a ser moco de pavo en comparación con lo que se avecina, ahora empieza lo verdaderamente complicado”. Así resume un alto dirigente del Partido Popular el gran reto que tiene por delante Juan Manuel Moreno, nuevo presidente de la Junta de Andalucía.
La magnitud del desafío es fácil de entender. Es la primera vez que los andaluces van a ser gobernados por un presidente del PP y las expectativas son muy altas tras 37 años de ejecutivos socialistas. Casi todo el mundo en Andalucía espera cambios, y rápidos.
El problema es que no será sencillo poner en marcha esos cambios porque los zapatos de Juan Manuel Moreno están llenos de piedras que dificultarán su camino. Para empezar, conviene recordar que su Gobierno solo cuenta con 47 de los 109 escaños de la cámara andaluza, lo que hace imprescindibles los votos de al menos algún otro grupo parlamentario para alcanzar la mayoría absoluta.
Eso deja a Moreno en manos de Vox que, como hemos visto estos días, es un compañero de viaje incómodo e imprevisible. Y no hay que perder de vista que para cuestiones tan cruciales como cambiar la cúpula de Canal Sur Televisión se requiere una mayoría cualificada para la que ni siquiera los votos de Vox son suficientes.
El PP cuenta con que el PSOE o Podemos (Adelante Andalucía) se sumen a algunas de sus propuestas, y así hay que entender la apelación al diálogo con todos los grupos que Moreno hizo en su discurso de investidura. Susana Díaz le ha respondido que hará una oposición “útil”, pero el hecho de que pretenda mantener su escaño es una mala señal para el PP: la dirigente socialista cree que este será un Gobierno breve y hará todo lo que pueda para torpedear su labor y así volver pronto al Palacio de San Telmo.
Los primeros cien días
Como ya hemos contado en Vozpópuli, Moreno pretende poner el turbo durante sus primeros cien días y aprobar una batería de medidas muy espectaculares que le permitan ganar las elecciones municipales de mayo. Veremos si lo consigue. Y, sobre todo, si da tiempo para entonces a que los andaluces perciban en su día a día aquellas medidas que se consigan aprobar.
Ese es precisamente el reto de Moreno, cambiar todo lo que pueda en el menor tiempo posible. Si fracasa, la decepción será tan grande que los andaluces quizás prefieran otros 37 años de socialismo.