La exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría ha usado su declaración como testigo en el juicio del 'procés' para desvincularse por completo de la gestión policial del día del referéndum y las cargas de los antidisturbios. Ha dicho que ella siguió aquella jornada "por televisión" y que no era su competencia, sino del Ministerio del Interior que dirigía su compañero de gabinete Juan Ignacio Zoido.
Han sido muchas las veces que los abogados de los acusados le han preguntado por la actuación de la Policía y la Guardia Civil en el 1-O, pero Sáenz de Santamaría ha despejado buena parte de las cuestiones que hacían alusión a aquel dispositivo policial. “¿Sabe usted qué es la operación Copérnico?”, le ha preguntado uno de los letrados en alusión al nombre con el que se bautizó el envío de miles de agentes a Cataluña. “Lo he leído”, ha despachado Sáenz de Santamaría después de beber su vaso de agua.
“No soy experta en materia de seguridad”, “nunca he diseñado un despliegue”, “no era conocedora de las instrucciones del secretario de Estado de Seguridad”... estas han sido otras de las salidas de la vicepresidenta. Tan sólo ha concedido que sí sabía del envío de 6.000 agentes, pero porque ante un contingente como ese “el Gobierno tiene que estar informado. Nada más”. Sin embargo, ha regresado a la ambigüedad cuando uno de los abogados le ha preguntado si esa era la cifra oficial. “Era la cifra de la que se hablaba con habitualidad”, ha dicho.
"Las imágenes no son agradables"
En su relato ha llegado a admitir que las imágenes de las cargas “no son agradables”, si bien ha culpado de los incidentes a los líderes independentistas a los que ha acusado de usar a los ciudadanos como “murallas humanas”. No ha sabido contestar a la pregunta del abogado Joaquim Forn, Javier Melero, que le ha cuestionado si el envío de 6.000 policías era para sustituir a los Mossos el 1-O. Este mismo abogado ha puesto de relieve la insuficiencia del despliegue teniendo en cuenta que se habilitaron más de 2.000 colegios para votar.
“Yo no estaba en las cuestiones operativas”, ha insistido una vez más la vicepresidenta, en este caso para esquivar la cuestión de los motivos por los que se cesó en la coordinación entre Mossos y fuerzas de seguridad del Estado en las primeras horas del 1-O. Tampoco sabe si se ordenó cesar las actuaciones por la tarde porque, según ha dicho, no le comunicaron nada en ese sentido.
La búsqueda de las urnas
Sin embargo, Sáenz de Santamaría ha tenido que responder acerca del fracaso en la búsqueda de las urnas usadas para la consulta ilegal. Aquella tarea de dar con los recipientes la asumió el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que dependía directamente de ella. “En determinadas actuaciones se obtuvo resultado y otras no”, ha replicado.
Ha explicado que el envío de agentes se produjo después de contemplar los incidentes ante la Consejería de Economía el 20 de septiembre en el que a su juicio sí hubo violencia. Pero minutos después, el abogado del exconseller de Ordenamiento Territorial Josep Rull, Jordi Pina, le ha apuntado que tres días antes de eso, uno de los barcos litera para alojar a policías ya pidió, sin éxito, atracar en el Puerto de Palamós.
En su exposición, en cambio, la vicepresidenta sí se ha afanado en defender la llamada operación diálogo que ella misma representó estableciendo un despacho en Barcelona ya que, según ha dicho, el Estado tiene que estar presente en todas partes de su territorio y Cataluña lo es. También con la decisión de aplicar el 155 frente a otras opciones como el estado de excepción, que hubiese significado restringir derechos fundamentales. "Es fácil opinar a toro pasado", ha zanjado precisamente ante las preguntas de Vox, que acusa al Gobierno de Mariano Rajoy de haber aplicado un 155 tarde, blando y corto.