El bloque independentista respira con alivio al conocer la decisión del juez Pablo Llarena de dejar en libertad a Marta Pascal y Marta Rovira, las dirigentes del PDeCAT y ERC que comparecieron este lunes ante el Supremo. El frente secesionista acoge como un síntoma de distensión esta medida judicial y orienta su objetivo en conseguir cuanto antes el desbloqueo de la Generalitat, intervenida por el Gobierno central a través del artículo 155. No más mártires, al menos de momento. Aún han de pasar esta semana ante el magistrado tanto el expresidente Artur Mas como Anna Gabriel, de la CUP, que se encuentra en Ginebra.
"Habrá Gobierno mas pronto que tarde", declaraba frente al Supremo el diputado nacional Jordi Xuclà, al ser preguntado sobre las negociaciones para conseguir un acuerdo sobre la investidura. El fin de semana ha sido de reposo en las negociaciones a la espera de conocer la decisión del juez sobre las dos Martas. "Nadie es imprescindible", apuntaba Sergi Sabrià, dirigente de ERC, en clara referencia al protagonista ausente. Ahora las presiones se van a girar hacia Bruselas, donde Carles Puigdemont no ha desvelado aún cual va a ser su decisión última sobre su futuro.
Fuentes secesionistas dan por hecho que el anuncio de que el expresidente dará un 'paso al costado' la última semana de este mes o la primera del próximo, al fin de que la sesión de investidura legal tenga lugar antes de que concluya marzo. La libertad de las Martas le despoja a Puigdemont de más proyectibles para arrojar sobre el Gobierno central y para incendiar el ánimo alicaído de sus seguidores.
Suspender el 1-O
Incluso la ANC, la organización de agitación callejera del secesionismo ha modificado sus planteamientos en las últias horas. A través de su actual dirigente, Agustí Alcoverro ha hecho saber que "Puigdemont es el mejor horizonte, aunque también lo es aquel que genere consenso". Es decir, una puerta abierta a la elección de otro candidato que no sea el prófugo de Flandes.
Desde ERC se intensifica esta campaña para intentar que el líder de JxCat desista en su empeño. Marta Rovira, su secretaria general, incluso ha declarado ante el juez que fue Puigdemont quien se negó a desconvocar la votación al mediodía del 1-O a la vista de lo que ocurría en las calles. Rovira, muy crítica con el expresidente catalán, señaló incluso que ella misma había sugerido esta cancelación del plebiscito ilegal, pero no fue escuchada por quien entonces mandaba en la Generalitat.
La libertad de las dos dirigentes soberanistas ha ejercido de efecto tranquilizador en las filas de la nonata DUI. Ente la militancia secesionistas crece la opinión de que es imprescindible darle ya una salida al 'belga', como le llaman algunos republicanos, para normalizar la situación y recuperar el control del Gobierno, ahora en manos del Ejecutivo de Mariano Rajoy.