A pocos metros del Congreso de los Diputados encontraron el cadáver de Rita Barberá, quien poco antes se había convertido en la enésima personalidad en morir en la cama de un hotel. Como tantos artistas torturados, cenó whisky, aunque, en este caso, no lo mezcló con un cóctel letal de drogas, sino con tortilla de patatas, un acompañamiento bastante más prosaico, aunque casi igual de complejo en sus matices. En el mismo Hotel Villa Real donde ocurrió ese luctuoso suceso se han congregado este domingo varios miembros y simpatizantes de Junts per Catalunya, quienes han participado en un acto de campaña en el que ha intervenido, desde la distancia y desde el plasma, Carles Puigdemont. Porque este hotel parece haberse convertido en el sitio perfecto para recordar 'a los que no están'.
Barberá se esfumó de este mundo tras declarar en el Tribunal Supremo sobre su implicación en la gran fiesta valenciana. Entonces, el ínclito Rafael Hernando lamentó el “linchamiento mediático y político” que había sufrido la finada, quien había sido condenada antes de sentarse en el banquillo. Desde luego, la política debe ser la profesión con menos recursos, al menos, cuando quienes la ejercen se meten en problemas, pues el propio Puigdemont, en un predecible paralelismo, también ha criticado la persecución que han vivido sus correligionarios desde los medios de comunicación, desde el Régimen del 78 y desde la justicia. Esta última, por cierto, tiene la sentencia del juicio del procés redactada desde antes de que el juez Marchena asumiera la causa, según se ha empeñado en remarcar el independentismo durante los últimos meses.
Puigdemont ha reclamado el voto para su formación política en las elecciones europeas porque considera que en el Europarlamento deben existir voces que clamen sobre lo que ocurre en España con los “presos políticos” y los “exiliados”; y obliguen a este Estado miembro a dar explicaciones a sus socios sobre su poco respeto a los derechos humanos. En su discurso, ha vuelto a defender su causa como justa y necesaria.
También ha incidido en que su situación en Waterloo es el precio que ha tenido que pagar por defender la democracia. “Yo no tendría que haberme presentado a las elecciones europeas ni ser todavía político, pues mi intención era dejar todo esto. Pero somos unos cuantos los que estamos en el exilio por luchar; no por nosotros ni por nuestras familias, sino por la democracia”, ha expresado, en perfecto español.
A pocos metros del lugar en el que se escuchaba la videoconferencia, los turistas se hacían las fotografías de rigor con Daoíz y Velarde, los leones del Congreso, fundidos con los cañones que se ganaron a los moros en la batalla de Wad-Ras, en la guerra de África. Otra de esas causas políticas, como el independentismo catalán, que suelen aflorar por estos lares en tiempos de crisis; y en las que los derrotados, por supuesto, nunca suelen ser sus impulsores.
Puigdemont ha reclamado el voto para su formación política en las elecciones europeas porque considera que en el Europarlamento deben existir voces que clamen sobre lo que ocurre en España con los “presos políticos” y los “exiliados”
La locución de Puigdemont se ha escuchado en la Sala Príncipe de Asturias, que ya es casualidad. En la estancia, no había más de 30 personas -y muchas sillas vacías-, lo que volvía a dejar claro que los éxitos a domicilio, en la capital de España, son más frecuentes en Messi que en los independentistas. Tanto Puigdemont como su abogado Gonzalo Boye se han esforzado por reclamar el voto de los ciudadanos de todas las partes de España, pues consideran que el éxito de esta candidatura será el de todos los españoles, en cuanto a que su propósito es defender sus derechos como habitantes de la Unión Europea. Los que -a su juicio- niega el Estado a los independentistas, a los que escriben 'tuits' con miedo o a los que tienen que pasar la mañana en un juzgado por haber sido acusados de “pronunciar blasfemias”.
Entre los intervinientes se encontraba Beatriz Talegón, que ha iniciado en su discurso lamentando la actitud “fascista” de un par de individuos que pasaban esta tarde cerca del hotel, y han tenido a bien emprenderla contra ella y contra Boye. Eran alrededor de las 19.00 horas cuando uno de ellos recordaba a los independentistas que, en su día, juró bandera y que, como tal, estaría dispuesto a luchar para que España no se parta por el noreste.
“¿Ves el tipo de las gafas (en referencia a Boye)? Ése secuestró a un empresario que se llamaba (Emiliano) Revilla, el amigo de la ETA (...) el de la revista de mierda de Mongolia”, decía después, mientras su compañero criticaba que los independentistas se escudaran detrás de “un Gobierno cobarde”. De paso, recordaba a los allí presentes que Cataluña ha sido históricamente un condado y que los que defienden su independencia son unos “paletos”. Para Talegón, este “atentado contra la libertad” explica el “problemilla con la democracia” que tiene España.
"En las calles era mayo", era domingo por la tarde, en Madrid hacía buen tiempo, en Las Ventas había corrida y en España todo seguía más o menos igual.