Los ánimos empiezan a caldearse en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona cuando faltan menos de veinticuatro horas para el 1 de octubre. Unos cincuenta independentistas han comenzado su encierro en la Biblioteca Pública Francesca Bonnemaison, designado como colegio electoral para el referéndum ilegal de este domingo.
Una pareja de los Mossos d'Esquadra accedían al local sobre la una de la tarde, cuando sólo faltaba una hora para el cierre. Los congregados en el interior del establecimiento prevén permanecer dentro todo el día y la madrugada para evitar su clausura.
Para ello, algunos jóvenes han entrado pertrechados con sacos de dormir y colchonetas. En asamblea han ofrecido consignas para atraer al mayor número posible de gente al edificio propiedad de la Diputación de Barcelona. Los agentes de la policía autonómica se han limitado a tomar la filiación de la directora de la biblioteca, que a las 14 horas, asegura, abandonará el centro.
Además, han comunicado al guarda jurado que custodia el edificio que no pueden intervenir dado que se trata de una concentración pacífica. Después de delegar en él la responsabilidad de cerrar con llave las puertas de acceso y de advertir a los congregados que a las 6 de la mañana no puede quedar nadie dentro del edificio, se han marchado.
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A escasos cincuenta metros se encuentra la Jefatura Superior de Policía Nacional en Barcelona, a cuyas puertas se han congregado cerca de doscientas personas con banderas de España. Se han repetido los cánticos de apoyo a los agentes antidisturbios que custodian las calles aledañas, en su mayoría desplazados desde fuera de Cataluña.
Tras escuchar los vítores sobre la unidad de España, los independentistas de la biblioteca han salido al exterior del edificio. "Si vienen los fascistas, resistid", arengaban los jóvenes organizadores de la ocupación. Finalmente, las fuerzas de seguridad han impedido que ambos grupos se encontrasen.