¿Hay un problema migratorio en España? Seguramente las opiniones sean diferentes en Algeciras y en Bilbao. El barrio es importante en esta cuestión. El Gobierno de Pedro Sánchez ha puesto a prueba a sus socios europeos con los rescates del barco Aquarius. Además, España es ahora mismo el primer receptor de inmigrantes por vía marítima después de años en los que las rutas de Grecia (Lesbos) e Italia han absorbido una ingente cantidad de refugiados por la inestabilidad en Oriente Próximo.
Las llegadas de inmigrantes a España no se acercan ni por asomo a lo ocurrido en Lesbos. Son poco más de 25.100 personas en lo que va de año. Es cierto que este número multiplica por tres el del año pasado, pero la cifra no es todavía alarmante. Nuestro país no soporta una presión migratoria asfixiante en su conjunto. Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla son las que aguantan gran parte de esta carga.
5,2 millones de extranjeros
La inmigración tampoco está a la cabeza de la lista de problemas de los españoles que elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) mensualmente. Es cierto que la preocupación por la llegada de inmigrantes se ha triplicado en el barómetro de julio con respecto a la anterior encuesta. El 11,1% sitúa la inmigración como su principal problema, muy lejos del paro, la corrupción o los propios políticos. Ellos ocupan los primeros puestos.
En España viven 5,2 millones de extranjeros legalmente. El 60% son ciudadanos de la Unión Europea, frente al 40% restante. Dos de cada tres extranjeros en España residen en Madrid, Cataluña, Andalucía y Comunidad Valenciana, según cifras oficiales del Ministerio del Interior. Rumanía, Marruecos, Reino Unido, Italia y China son los cinco países con más extranjeros residentes en España.
¿Qué ocurre con los subsaharianos que llegan a nuestras costas? La mayoría es expulsado. Los distintos Gobiernos, del PSOE y el PP, han sido poco transparentes con estas cifras. España tiene acuerdos de devolución con una veintena de países. Estos acuerdos permiten a nuestro país agilizar la expulsión de las personas que llegan casi a diario a nuestras costas en vuelos fletados por el Estado. Según cifras de Eurostat, España ha expulsado a 189.540 inmigrantes en 10 años. Casi la mitad era de Marruecos. Le siguen, a bastante distancia, argelinos, bolivianos y brasileños.
Los que no pueden ser inmediatamente expulsados ingresan en los Centros de Internamiento para Extranjeros, los CIE. No son cárceles pero la parecen. La existencia de estos centros es polémica desde su nacimiento. Los inmigrantes que ingresan en los CIE quedan en una especie de limbo jurídico. El Gobierno tampoco es excesivamente transparente con estos centros.
8.800 personas en los CIE
Según el último informe del Defensor del Pueblo, 8.814 fueron internadas en los CIE el año pasado. Hay siete centros de este tipo en España, además de las instalaciones de la cárcel de Archidona en Málaga destinadas a este fin. El 37% de ellos fueron expulsados. El resto permaneció de una u otra forma en nuestro país.
Muchas de estas personas son solicitantes de asilo. España es uno de los países de Europa que menos peticiones de asilo concede. Según datos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, de un total de 13.350 resoluciones tramitadas en 2017, se concedieron tan solo 595 estatutos de refugiado, 4.080 reconocimientos de protección subsidiaria y ninguna por razones humanitarias.
Más allá de si la inmigración es o no una serpiente de verano, uno de esos temas que crece sin motivo aparente, España es uno de los principales puntos de entrada a la Unión Europea. Nuestro país lleva años reclamando una política migratoria común. Ha sido imposible hasta la fecha. Los presidentes José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy lo han intentado. Ahora lo hace Pedro Sánchez.