Política

Moncloa mantendrá sus pactos con Bildu pese a llamarles cobardes por no considerar terrorista a ETA

El Gobierno, que considera que "inadmisible" la intervención del candidato abertzale tildando a la banda de grupo armado, protege su mayoría en el Congreso

Moncloa mantendrá sus pactos con Bildu pese a llamarles "cobardes" por su actitud hacia ETA evidenciada este lunes por su candidato a lehendakari, Pello Otxandiano, quien tildó a la banda terrorista como grupo armado. Otxandiano incendió la campaña electoral en Euskadi, que este domingo elige en las urnas la composición de su parlamento. Las fuentes consultadas en el núcleo duro del Gobierno explican que no hay confundir realidades. "Ellos sabrán lo que han dicho y por qué lo han dicho. Pero esto es un gobierno de coalición progresista formado por dos partidos. Y luego hay apoyos parlamentarios para sacar adelante las leyes", sintetiza un estrecho colaborador de Pedro Sánchez.

Moncloa no se plantea en modo alguno que las declaraciones "inadmisibles" de Otxandiano, que han sufrido una dura reprobación del candidato socialista, Eneko Andueza, vaya a reventar la conversación entre el PSOE y Bildu en el Congreso o la alcaldía de Pamplona, que el PSN dio a los abertzales apoyando una moción de censura contra UPN, el aliado navarro del PP. "La posición del PSOE no ha cambiado", zanjan en Moncloa, que creen que gracias al candidato a lehendakari de Bildu han podido "clarificar" su postura. Es la segunda vez que ETA arrolla al Gobierno en una campaña electoral.

En las elecciones municipales y autonómicas de hace casi uno año, Bildu introdujo en sus listas a varios presos etarras condenados. Moncloa tardó reaccionar y el lío fue tal que los abertzales tuvieron que dar marcha atrás. El Gobierno asume que se intentará introducir a la banda terrorista en campaña para perjudicar las opciones de Bildu y poner en aprietos al PSE-EE, que a tenor de las últimas encuestas publicadas podrá decidir si reedita el acuerdo de coalición con PNV o mira hacia el experimento abertzale. Su candidato, Eneko Andueza, ha asegurado en varias ocasiones que no dará su apoyo a Bildu, pero el según se acerca el domingo los adversarios del PSOE, como el PNV, lanza la duda aludiendo a los cambios de opinión de Sánchez.

Además, el exlíder de Podemos Pablo Iglesias, también en campaña, lanzó un órdago al presidente y le instó a apoyar la conformación de un gobierno netamente de izquierdas en País Vasco si la suma de socialistas, abertzales, Sumas y/o Podemos da los números. En caso de que no lo haga, Iglesias puso en duda el apoyo incondicional de los cuatro diputados morados en el Congreso al Gobierno, así como el de Bildu. Según Iglesias, es posible una Euskadi que no esté gobernada por el PNV. "Es tan sencillo como decirle a Pedro Sánchez que el precio de la estabilidad de su Gobierno es que en el País Vasco haya un Gobierno de izquierdas".

El viaje del PSOE con Bildu

Parece que hace una eternidad, pero no hace tanto. El 17 de diciembre de 2019, el PSOE posó con Bildu en el Congreso por primera vez. Por aquel entonces, en Ferraz aún causaba pánico cualquier acercamiento a la izquierda abertzale tras décadas de terrorismo etarra. La banda asesinó a 12 miembros del partido. Y la imagen de Adriana Lastra, entonces portavoz socialista en el Congreso, y Rafael Simancas con sus homólogos abertzales Oskar Matute y Mertxe Aizpurua era incómoda. Pero la segunda investidura de Pedro Sánchez era causa de fuerza mayor. La cara del hoy secretario de Estado de Relaciones con las Cortes lo decía todo. Era un poema. Casi cuatro años después, Pedro Sánchez se sentó con Bildu junto a Cerdán en el Congreso para atar su elección como presidente del Gobierno.

El viaje del PSOE con la izquierda abertzale ha sido largo. Pero ha sido. Si para el hoy repudiado exvicepresidente Alfonso Guerra el PP lleva años viajando al centro ("imagínense de dónde vendrían", apostillaba), Ferraz no se queda atrás con los herederos políticos de la banda terrorista. Sánchez no concibe un acuerdo de gran coalición con el PP para gobernar España y evitar los peajes del nacionalismo y el independentismo. El PSOE actual nunca tragará con esa porque sabe, como dijo el propio presidente en funciones en un diario italiano en 2020, que la socialdemocracia española terminaría entonces igual que el PASOK griego, borrado del mapa tras pactar con Nea Demokratia, el PP heleno.

¿Cuál es la solución, entonces? La alianza con partidos de izquierda, aunque sean beligerantes con el régimen constitucional de 1978 que el PSOE instauró en gran medida. La cúpula socialista ya no teme pactar con Bildu. En Ferraz saben que los abertzales buscan la hegemonía en Euskadi a costa del PNV. Y no les preocupa que la consigan. En verdad, según sintetizan a este diario varias fuentes socialistas de peso, "el PSOE comenzó a restar importancia a las fotos y pactos con Bildu cuando se dio cuenta de que no le penalizaban electoralmente". Es más, el resultado de las elecciones generales del 23 de julio es un punto a favor de esta tesis. Y es que buena parte de los votos a las fuerzas independentistas se fueron al PSOE no solo en el País Vasco, también en Cataluña. Una vez bendecidos, los pactos con Bildu ya no asustan en Ferraz. Por eso se matendrán.

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