Pedro Sánchez es un adicto a lo imposible. Un compañero suyo que le conoce muy bien cuenta que es el típico que, mientras se cierra una ventana, apuesta a que es capaz de colar una moneda por la rendija. "Y lo consigue", zanja. El presidente del Gobierno sabe que el hueco para aprobar los Presupuestos Generales del Estado es más que estrecho que nunca. Pero, aún así, ya tiene en mente la posibilidad de lograrlo.
Fuentes gubernamentales de alto nivel deslizan, en conversación con este diario, que usarán la negociación presupuestaria para influir en los congresos políticos que renovarán los liderazgos de ERC y de Junts, los dos principales aliados independentistas catalanes del PSOE en el Congreso. Los socialistas, pese a trabajar en el escenario de una nueva prórroga de las cuentas -las vigentes operan desde 2023-, intentarán condicionar el proceso de cambio de líderes de sus socios con prebendas al candidato que les interese.
En Moncloa no se esconde el plan: dar amortizado el procés matando las direcciones independentistas y rupturistas de ERC y de Junts. El último gran golpe ha sido la presidencia de la Generalitat para el socialista Salvador Illa tras sellar un pacto fiscal que, sobre el papel, saca a Cataluña del régimen común de financiación autonómica y entrega la totalidad de la gestión y la recaudación de los tributos, a excepción de una cuota solidaria que no se detalla.
El remate para dar por enterrado el 'procesismo' será influir en sus impulsores para situar al frente perfiles menos sensibles a la aventura soberanista. O, en todo caso, más alineados con la gestión que con el idealismo de una república que no existe. Moncloa lleva al menos dos años cacareando que ha conseguido pasar página de la mayor crisis territorial de la democracia.
Aunque al equipo de persuasión del Gobierno se le suele olvidar enumerar el coste y cuando se acuerda lo defiende como un logro: los indultos a los líderes del 'procés'; la creación de una mesa de diálogo entre el gobierno central y el gobierno catalán; la modificación del delito de sedición y el cambio en la malversación; la ley de amnistía y el compromiso de un cupo financiero.
Moncloa, una vez más, parece dispuesta a usar la maraña presupuestaria planificada para 2025 como un jugoso caramelo. "Negociaremos con ellos, también en pleno congreso", ahondan las fuentes consultadas en el núcleo duro de Sánchez. Tanto en ERC como en Junts se dirimirán cruentas batallas por el control del partido.
La de los republicanos tendrá a dos contendientes principales: Oriol Junqueras y Marta Rovira. El primero es proclive el pacto y a la alianza en Madrid para avanzar hacia la independencia. También Rovira, quien, no obstante, confronta con el hiperliderazgo ejercido por Junqueras. Aunque también hay otros actores en liza.
Alfred Bosch, exconseller y exconcejal del Ayuntamiento de Barcelona, ha lanzado una tercera candidatura llamada "Foc Nou" que se opone a los pactos con los socialistas y propone un giro más firme hacia el independentismo. Por otro lado, el Colectivo 1 de Octubre, que representa el ala más radical de ERC, también ha presentado su candidatura con Xavier Martínez y Àngel Ruiz como líderes.
Ambos abogan por una renovación interna. Y también representan el ala más radical del partido, la misma que critica la estrategia de la dirección actual por sus pactos con el PSOE. En cualquier caso, el congreso, que se celebrará el 30 de noviembre, despejará la incógnita. Y ahí es cuando puede operar el plan de Moncloa.
En Junts también está abierto el juego de sillas. El partido ya ha puesto en marcha la maquinaria para celebrar a finales de octubre su Congreso. Todos los ojos están puestos en qué hará el fundador del partido, el expresident, pero el anuncio el miércoles del presidente del Parlamento catalan, Josep Rull, de que no buscará repetir como presidente del máximo órgano entre congresos ha abierto la incógnita.
Puigdemont, por tanto, enfrenta desafíos importantes. A pesar de su control sobre el partido, hay figuras que se posicionan para competir. Por un lado, cabe reseñar la intentona de Jaume Giró, exconseller de Economía, quien maniobra en la sombra y, aunque retiró su candidatura, ya ha expresado la necesidad de tomar un enfoque más pragmático, alejándose del proceso independentista duro y buscando tender puentes con Pedro Sánchez.
Por otro lado, la expresidenta del Parlament Laura Borràs también tiene ambiciones, aunque genera más divisiones dentro del partido y cuenta con más detractores que partidarios por sus problemas con la Justicia. De hecho, es probable que el congreso del partido de por amortizada su etapa como rostro influyente. Pedro Sánchez, además, ha activado también el Congreso Federal del PSOE con el fin de relanzar su liderazgo y sortear las críticas internas al cupo catalán. Pero en el ínterin estará atento a los movimientos de sus rivales.