El chalet de más de 600.000 euros que acaban de adquirir en la sierra madrileña Pablo Iglesias e Irene Montero no ha dejado indiferente a nadie; ni dentro ni fuera de Podemos. El discurso del partido morado se construyó al calor de las reivindicaciones del 15-M, apuntando directamente contra lo que sus dirigentes definieron como 'la casta', definiendo qué era ser rico y alardeando de comprar ropa en el Alcampo o vivir en el madrileño barrio de Vallecas.
Aquellos marcos mentales se tornan ahora contra los dirigentes de la formación del círculo. Detalles cargados de simbología como la piscina privada o la ubicación en la sierra que parecen entrar en contradicción con el mensaje que usó el partido para crecer electoralmente y construir su proyecto político en los momentos más duros de la crisis económica.
Podemos definió qué era ser rico (ganar más de 100.000 euros) y limitó el salario de sus cargos públicos a 3 salarios mínimos. Antes de las primeras elecciones generales a las que concurrieron, Iglesias llegó a afirmar que era "peligroso el rollo de aislar a alguien, porque entonces no sabe lo que pasa fuera. Este rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalets, que no saben lo que es coger el transporte público...".
En un comunicado conjunto emitido este jueves tras el revuelo generado, ambos reconocieron que en Galapagar buscan un lugar apartado para que los dos hijos que esperan puedan criarse en paz. La pareja de dirigentes ha visto cómo su vida privada se ha visto invadida por los fotógrafos y los informadores que les persiguen como a cualquier famoso.
El secretario general de Podemos vive ahora presa de la hemeroteca y ha visto cómo las afirmaciones que hizo en su día contra ministros como Luis De Guindos o los reportajes que dejó grabar en su piso de Vallecas se le han vuelto en contra. La cercanía con la calle y la apariencia de un estatus similar al de su electorado fueron piezas clave para el triunfo del relato de Podemos.
"¿Entregarías la política económica del país a quien se gasta 600.000 en un ático de lujo?", dijo Iglesias. "Que la política económica la dirija un millonario es como entregar a un pirómano el Ministerio de medio ambiente", añadía. Desde las filas populares, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, reprochó estas palabras y tachó de "hipocresía" de la izquierda criticar la compra de inmuebles por parte de otros.
Según explicaron ambos dirigentes, la hipoteca a 30 años es de 540.000 euros, que pagarán en mensualidades de 800 euros cada uno, lo que suma más de 1.600 euros cada mes. Entre los miembros del partido, las posiciones son encontradas. El argumentario marca que "los políticos deben ser juzgados por su gestión del dinero de todos y no por lo que hacen con el propio de forma honrada". De puertas para dentro, la sensación es de cierta incredulidad, incluso decepción.