Pablo Casado asegura estar listo para ir a las urnas. Cuanto antes mejor. "Se ha perdido mucho tiempo, hemos tirado ocho meses en un gobierno desastroso", comentaba este miércoles en el Congreso tras el estrepitoso derrumbe de la ley presupuestaria. Abril, sin embargo, no es la mejor fecha para el PP. En la dirección nacional se acariciaba la posibilidad de llegar a otoño. El propio Casado pedía el 'superdomingo'. Explicaba que por razones económicas. Se ahorrarían doscientos millones de euros y se evitarían dos campañas electorales casi sin solución de continuidad. "El 26 de mayo me gustaría ver cuatro urnas en toda España", había declarado este mismo lunes.
El líder del PP ya se ha lanzado abiertamente a la campaña. Antes de que Sánchez desvele la fatídica fecha, Casado ha enviado un nítido mensaje a los votantes desencantados del PSOE, los que están en la línea de González y Guerra. También ha guiñado a los reticentes con la ambigüedad de Ciudadanos. "La casa común del centroderecha", es su eslogan. Fue su lema durante la Convención programática del partido del pasado enero. El PP pugna por mantener el liderazgo en ese nicho electoral. Si lo pierde, estará muerto, dice alguno de sus dirigentes.
Volver al debate del aborto
Su agenda vuelve a estar carqada. Este jueves estará en Galicia, junto a Feijóo. Pasará por Lugo, Orense, Pontevedra y Vigo. Tiene planificadas cuatro provincias a la semana, como en el verano, cuando aterrizó en el vértice de su formación y recorrió todas las autonomías, sin tregua, sin reposo. No tuvo vacaciones. Vuelve ahora a la carretera. Recupera el frenético ritmo de recorrer España. Necesitaría algo más de tiempo para librar una batalla tan decisiva como unas generales. "Aznar y Rajoy perdieron dos elecciones antes de llegar a la Moncloa", se recuerda en el PP. Parece que a Casado no le van a dar la oportunidad siquiera de una derrota. "Ganaré a la primera", le comenta a su equipo más próximo. "Ganaré porque a mí no me van a permitir una derrota", añade en privado. Antes no existían ni Vox ni casi Ciudadanos. Ahora, 'no time for losers'.
El partido aún no está cuajado. Falta rodarlo, encajar equipos, recuperar el ritmo y la moral. La inesperada salida de Rajoy fue un bofetón del que aún no se ha recuperado. La sorprendente aparición de Vox es un factor de creciente inquietud. Los barones no saben cómo frenar a Abascal, desconocen si hay que enfrentarse a ellos o tratarles amigablemente, como futuros socios. Casado, por si acaso, endurece su discurso, fortifica sus postulados, radicaliza sus propuestas. ¿A qué viene volver al debate del aborto?, comentan en sectores de su formación.
Obsesión por integrar
Apenas lleva seis meses al frente del PP. Ha renovado la cúpula de Génova y ha movido algunas piezas en las listas para las elecciones de mayo. Pero este PP no es aún 'el nuevo PP'. No es totalmente el partido de Casado. "Al llegar, nos encontramos un territorio minado, y eso no se limpia en un año", comentaba recientemente uno de sus colaboradores. Casado se empeñó en fomentar la integración. Incorporó a los más insignes colaboradores de Soraya Sáenz de Santamaría y de Dolores Cospedal. Algunos se sumaron con actitud noble, pero otros 'reman en contra', según esta fuente. Queda mucha faena por hacer.
Moncloa envía mensajes con el 28 de abril como la fecha más probable para las legislativas. Nada del 14 de abril, un invento sin padre conocido. Tampoco el 'superdomingo', como quería Ábalos. Una fecha poco adecuada para los intereses de los populares. Al menos, de entrada. "Nos habría venido mejor después del verano", dice un diputado de Castilla y León, donde también se vive un proceso de relevo importante. Juan Vicente Herrera, eterno presidente regional, cede los trastos a Alfonso Fernández Mañueco, exalcalde de Salamanca. "En las autonómica y municipales nos irá bien, porque conseguiremos recuperar algunas plazas que perdimos en 2015. Unas generales, tan pronto, son una incógnita, pero no nos favorecen", asegura esta fuente.