El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este sábado su intención de convocar a todas las formaciones políticas para reeditar los denominados Pactos de La Moncloa. Los firmados en octubre de 1977 fueron supusieron un paquete de reformas en base a una negociación llevada a cabo por todos los grupos políticos parlamentarios, conscientes de que ningún partido por sí sólo y menos el Gobierno tenía las herramientas necesarias para sacar adelante las reformas económicas ante la difícil situación económica que atravesaba España.
Las horas de trabajo perdidas a consecuencia de las huelgas superaban en 1976 los cien millones y la inflación y el paro no paraban de crecer. Pero en un momento políticamente tan marcado por la reciente muerte del dictador Francisco Franco, el Gobierno de Adolfo Suárez no tenía entre sus prioridades los acuciantes problemas monetarios y financieros que se cernían sobre el país. Una falta de reacción que agravó la crisis que se vivía a nivel internacional tras la crisis del petróleo.
Fue entonces cuando el vicepresidente para Asuntos Económicos, el profesor Enrique Fuentes Quintana, propuso un amplio pacto económico y social que acabó dando como fruto numerosas medidas de saneamiento económico. Entre ellos, la reducción del crecimiento del gasto público, el control de los aumentos salariales en base a la inflación prevista y el control de la cantidad de dinero en circulación.
Como contrapartida a esos ajustes, la oposición obligó al Ejecutivo a comprometerse a impulsar medidas redistributivas. Entre ellas, una reforma fiscal y diversas mejoras sociales en el sistema educativo, la función de los sindicatos, la reforma de la Seguridad Social o una política de rentas y salarios.
Firmados por Suárez, Felipe González, Manuel Fraga, Leopoldo Calvo Sotelo, Miquel Roca, Santiago Carrillo, Enrique Tierno Galván, Joan Reventós, Josep Maria Triginer y Juan Ajuriaguerra, surtieron efectos casi inmediatos. Hicieron pasar la inflación del 26,4% en 1977 al 16% en 1978. Asimismo, lograron recuperar el equilibrio de la balanza por cuenta corriente y supusieron un aumento de las reservas de divisas hasta los 10.000 millones de pesetas a finales de ese año. A pesar de ello, las huelgas se mantuvieron.