Ciudadanos celebra hoy un nuevo Consejo General, su máximo órgano político entre congresos, sin haber cerrado las heridas tras las últimas dimisiones de dirigentes y en un momento muy delicado ya que hay voces, como la de Francesc de Carreras en su entrevista de ayer en Vozpópuli, que piden a Albert Rivera que se abra a negociar con Pedro Sánchez un gobierno de coalición tras el fiasco de la investidura de la semana pasada.
La reunión del Consejo General, a la que están convocados 160 miembros del partido -la inmensa mayoría fieles 'riveristas'-, tiene por objeto ampliar a un máximo de 50 miembros del Comité Ejecutivo, el órgano que se reúne una vez al mes para analizar la estrategia de la formación naranja y tomar las decisiones más delicadas.
Otro "retoque" en los Estatutos que se propondrá a los miembros del Consejo General es que para la convocatoria de una reunión de este órgano sólo se necesite un plazo de 7 días, en vez de las dos semanas que se estipula en la actualidad.
Cuatro sonadas dimisiones
Es en la Ejecutiva en la que se han producido cuatro sonadas dimisiones en el último mes -Toni Roldán, Javier Nart, Xavier Pericay y Francisco de la Torre- y en la que Rivera corría el riesgo de ver un complot interno ya que los estatutos estipulan que las decisiones se toman por mayoría simple de los presentes.
En el polémico informe de Luis Garicano en junio, el mismo día de la dimisión de Roldán, hubo 4 votos a favor, tres abstenciones y 24 en contra. Una gran diferencia a favor de los riveristas, pero no exenta de riesgo ya que algunos de esos votos pueden bascular a la crítica en cualquier momento como se ha visto en el caso de De la Torre.
Así que a partir de hoy Rivera tendrá las manos libres para aumentar de fieles la Ejecutiva, el último reducto en el que quedan voces discrepantes
En la actualidad, el tope de miembros en la Ejecutiva se encuentra en 40 y ahora hay 33 miembros tras la incorporación de Marcos de Quinto en junio después del portazo de Roldán. Una entrada, la de De Quinto, que sólo contó con una abstención dentro del Consejo General, la del joven dirigente canario Javier Aarón Amador, según pudo saber Vozpópuli, lo que da un idea del control que tiene la dirección en ese órgano.
Así que a partir de hoy Rivera tendrá las manos libres para aumentar de fieles la Ejecutiva, el último reducto en el que quedan voces discrepantes. Los siguientes que podrían entrar en el sanedrín naranja podrían ser Edmundo Bal y Joan Mesquida, que de facto ya están dentro del núcleo duro del presidente del partido con sus portavocías en el Congreso, así como otros independientes que se acaban de afiliar al partido como Sara Giménez, el aragonés Daniel Pérez o el consejero andaluz de Educación y Deportes, Javier Imbroda.
También es posible que Rivera incorpore al expresidente balear con el PP y actual eurodiputado naranja, José Ramón Bauzá, como contrapeso a las posiciones críticas de Luis Garicano y, en menor medida, Javier Nart, quienes mantienen sus escaños en la Eurocámara a pesar de sus discrepancias con Rivera, según fuentes de la dirección Cs consultadas por Vozpópuli.
Del mismo modo, la dirección naranja quier incluir a otro dirigente del partido en la Comunidad de Madrid debido al peso y la importancia que tiene para Cs todo lo que acontece en esta región. Los candidatos con más posibilidades son César Zafra, mano derecha de Ignacio Aguado, o Juan Trinidad, actual presidente de la Asamblea madrileña.
Queda por ver si Rivera decide cesar a alguno de los críticos que quedan en la Ejecutiva. Los estatutos del Ciudadanos le dan un poder absoluto en eset trámite ya que el presidente del partido no tiene ningún contrapeso y sólo es necesario que lo determine él para cesar a alguien, pero no parece que vaya a ser el caso.
El origen de la crisis
La crisis interna de Ciudadanos empezó el 24 de junio. Aquel día fue cuando Toni Roldán abandonó a Rivera con fuertes críticas a su gestión post-electoral del 'no es no' a Pedro Sánchez en un momento, en opinión del hasta entonces portavoz económico, en el que PSOE y Cs podían explorar una mayoría absoluta de 180 escaños o, en su defecto, negociar una abstención con el presidente del Gobierno en funciones, en el que este último se alejase de Podemos y las fuerzas nacionalistas e independentistas.
Ayer mismo hubo un cruce de reproches en Twitter entre Roldán y David Martínez, uno de los asesores de Albert Rivera, tras las declaraciones del primero en El País, lo que da una idea de las molestias que crean las voces críticas dentro de Ciudadanos. No hay que olvidar que Roldán dimitió de todos sus cargos dentro del partido y del acta de diputado, pero sigue estando en Cs como afiliado raso.
Quién iba a decir que acabarías utilizando las encuestas de Tezanos para atacar a Ciudadanos, eh Toni. pic.twitter.com/P7rpTwOGH7
— David Martínez (@davidmartinezg) July 28, 2019
A la marcha de Roldán en junio, le siguió ese mismo día el amago de revuelta interna liderado por Luis Garicano, Javier Nart, Francisco Igea y Fernando Maura, quienes perdieron con 24 votos en contra su deseo de facilitar una investidura de Sánchez.
Sólo hubo tres abstenciones -las de Ignacio Prendes, Marta Martín y Orlena de Miguel- que dieron pie a todo tipo de conjeturas: el primero alegó que no le gustó como se gestó la votación, mientras la tercera es la única -junto a Maura- que está en la Ejecutiva sin tener un cargo de responsabilidad, por lo que sabe que tiene muchas papeletas de ser sustituida en la próxima renovación de la cúpula.
Tras ello, el 6 de julio llegó la dimisión de Xavier Pericay, el último de los 15 intelectuales que fundaron el partido en Barcelona hace casi 15 años y que había perdido las últimas primarias naranjas en las Islas Baleares para encabezar la lista autonómica, sin que la dirección nacional moviese un dedo en su apoyo. El famoso día de la dimisión de Roldán, Pericay no estuvo en la Ejecutiva y no compartía los postulados de Garicano, pero es posible que se hubiese abstenido.
La novedad de la última de las dimisiones, la de De la Torre, es que él se alineó con Rivera en la decisiva votación de junio, por lo que se trata de la primera fuga entre los dirigentes que respaldaron al líder naranja en la revuelta de los críticos, aunque por fortuna para Rivera ha dimitido de sus cargos orgánicos.