Política

Rivera se esconde de los medios en la semana más difícil de Ciudadanos

El líder del partido naranja ha evitado exponerse en público tras el portazo de Toni Roldán y sólo ha utilizado su cuenta personal de Twitter para transmitir mensajes

  • Primera reunión de la nueva dirección del Grupo Parlamentario de Cs el pasado martes.

Costó sacarle unas palabras sobre el divorcio con Manuel Valls y ahora Albert Rivera se resiste a dar la cara ante las dimisiones de Toni Roldán y Javier Nart de la Ejecutiva del partido. El presidente de Ciudadanos lleva una semana sin exponerse en público y sólo ha utilizado su cuenta personal de Twitter para lanzar aquellos mensajes que quiere.

Rivera es conocido por sus dotes de orador y su colmillo afilado con los rivales políticos. Nunca esquivaba una invitación o la posibilidad de hablar con la prensa. Ahora es otra cosa. Inés Arrimadas, como portavoz del partido y del grupo parlamentario, ha asumido buena parte de estas responsabilidades junto a José Manuel Villegas, secretario general de la formación y, asimismo, responsable máximo de las negociaciones con el PP para constituir los ayuntamientos y comunidades autónomas en juego. 

El líder de la formación naranja evitó en todo momento, hasta que fue inevitable, el terciar en debates muy intensos como la actitud de Manuel Valls, su candidato a la alcaldía de Barcelona. Al final, Ciudadanos rompió el lunes 17 con el exprimer ministro galo después de las críticas de este último.

Sin citar a Valls

Rivera aguantó hasta el jueves 20 para hablar de la ruptura con Valls. Desde Bruselas, dijo sentirse "muy tranquilo" por no haber apoyado a Ada Colau para que fuera elegida alcaldesa de Barcelona, y dejó claro que las políticas de la nueva regidora y las de la formación 'naranja' son "antagónicas".

Lo curioso es que no nombró a Valls en ningún momento. Preguntado por las críticas que le había dirigido el presidente de Barcelona pel Canvi en los últimos días por los pactos de su formación con Vox, respondió que él tenía la conciencia tranquila después de su veto a Colau. "Ha vuelto a colgar un lazo amarillo ilegal para reírse en la cara de todos los catalanes que no son independentistas", se justificó.

En el caso del inesperado portazo de Roldán, la reacción de Rivera se condensó en ocho palabras. Se limitó a agradecerle los servicios prestados en el partido y contrarrestó el golpe dando la bienvenida a las nuevas incorporaciones de Marcos de Quinto y Edmundo Bal a la estructura orgánica del partido.

La respuesta del ya exportavoz económico de Ciudadanos fue, a diferencia de Rivera, más elegante y con algo de corazón.

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