Mariano Rajoy y Albert Rivera han firmado un pacto tácito de no agresión ante la gravedad del desafío separatista en Cataluña. El presidente del Gobierno y el líder de Ciudadanos mantienen discrepancias sobre el momento y la forma de intervenir en Cataluña, pero han acordado una tregua a la espera de que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, mueva ficha.
Rivera y Rajoy se han reunido solos durante casi una hora en el Palacio de la Moncloa. Hacía casi cinco meses que no se veían las caras en privado. La batalla de las encuestas, la crisis política por el caso Cifuentes en Madrid y la tensión en Cataluña habían roto casi todos los canales de comunicación entre ellos. Rajoy y Rivera han tendido puentes este jueves. El jefe del Ejecutivo ha tratado de reconducir el evidente clima de desconfianza compartiendo con el líder naranja el mismo proyecto de 155 duro que pactó con el secretario General del PSOE, Pedro Sánchez.
Rajoy no quiere otro 155
El deshielo es, de momento, muy frágil. Rivera cree que Rajoy y Sánchez no tienen ganas de aplicar el 155 y que están rezando en realidad para que Torra no cumpla sus amenazas. "No están cómodos, desean que los nacionalistas incumplan su palabra", dicen fuentes de Ciudadanos. El entorno del líder naranja interpreta que hay que actuar de inmediato en Cataluña "sin complejos y de una vez por todas".
Rivera ha puesto encima de la mesa medidas concretas para el control de los Mossos, TV3 y las finanzas. Rajoy contempla esas y otras medidas incluso más contundentes, tal y como ha informado este diario, pero el Gobierno no dará a un paso hasta que Torra incumpla ley. "Todavía no ha formado Govern", recuerdan en Moncloa.
Rivera ha suavizado su respuesta a la negativa del Ejecutivo, que daba por descontada. Es cierto que exige la intervención inmediata en Cataluña. Y la va a seguir pidiendo. Pero el presidente de Ciudadanos ha evitado algunos de los mensajes más duros de los últimos días, en los que acusó a Rajoy de permitir la investidura de Torra y salir corriendo de Cataluña.
"No es momento de contemplaciones ni buenismos. Hay que actuar manera efectiva, serena, clara y de la mano", ha asegurado. "Si el Gobierno de España decide actuar tiene todo nuestro apoyo como lo tuvo en la investidura, el anterior 155 y los Presupuestos".
Moncloa agradece a Rivera
En Ciudadanos restan importancia al cambio de tono. Dicen que a La Moncloa se va con un discurso "más institucional y propositivo". Pero lo cierto es que la música suena distinta, y el Gobierno también lo ha advertido. Moncloa ha agradecido la disposición de Rivera al diálogo y se ha comprometido a mantenerle informado de sus pasos en Cataluña.
Ciudadanos va a seguir presionando al Rajoy para que garantice los derechos de todos los catalanes. La tregua, todavía débil, podría traducirse en una relajación del marcaje parlamentario catalán al que el grupo naranja ha sometido al Gobierno en los últimos meses.
Rivera ha pedido apoyo a Rajoy para una reforma de la ley electoral que presentó en el Congreso para que un prófugo de la justicia no pueda ser "elegible" en un proceso electoral. Rivera trata de evitar que Puigdemont o cualquier otro huido de la justicia repita como candidato en una lista, porque, dice, sería "un ridículo inasumible". "Las iniciativas se valoran semana a semana", dicen en Ciudadanos. Pero el respaldo del PP a la propuesta naranja de los prófugos se entendería como otro gesto de distensión.