Moncloa ha puenteado a José Luis Ábalos en la reforma de los desahucios por el impago del alquiler en un intento por vender la reconciliación entre los vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias. El cambio en la ley de arrendamientos urbanos (LAU) se ha anunciado sin avisar al titular de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana -Ábalos-, que es el ministro competente y la persona que ha negociado esta modificación con Unidas Podemos.
La Presidencia del Gobierno se ha afanado este lunes en mostrar que las tensiones entre Calvo e Iglesias son historia. Pero se ha llevado por delante a Ábalos en el camino. Fuentes del Ministerio de Transportes se han mostrado sorprendidos por las prisas anuncio. Nadie les ha avisado. Y han precisado que todavía no están claros los mecanismos de la reforma que se enviará al Congreso.
La secretaría de Estado de Comunicación ha informado de que el Consejo de Ministros aprobará este martes una moratoria al real decreto que impide los desahucios hipotecarios. Es una nueva prórroga del texto que aprobó el Gobierno del PP en 2016, que según el Ejecutivo actual ampliará los supuestos para que más gente en situación de vulnerabilidad pueda acogerse a ella.
Ábalos no sabía nada
En ese contexto, se ha anunciado por sorpresa una reforma de la LAU que pretende imponer esos mismos límites a los desahucios por el impago del alquiler.
"La vicepresidenta Carmen Calvo y el vicepresidente Pablo Iglesias han trabajado mano a mano para que este nuevo punto se incorporase al acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos", ha dicho Moncloa en un comunicado.
Horas más tarde, Iglesias ha colgado un vídeo en el que se arroga la medida y agradece a Calvo, Ábalos y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, su colaboración.
El Gobierno ha decidido extender a 4 años la moratoria para desahucios hipotecarios, ampliando los supuestos de vulnerabilidad. Y sobre todo: vamos a frenar desahucios por impago del alquiler de manos de fondos buitre. Gracias a la PAH y al sindicato de inquilinos por su presión. pic.twitter.com/Z1kK7dVMV1
— Pablo Iglesias ?{R} (@PabloIglesias) March 9, 2020
La formación morada pidió a Ábalos en su momento impulsar moratorias de alzamientos de los impagos por alquiler similares a las que ya existen en el caso hipotecario. Los socios de coalición acordaron que el instrumento legal para permitirlo se abordaría en la ley de arrendamientos urbanos.
El objetivo del ministro es incluir esa modificación en la reforma prevista de la LAU para limitar los alquileres abusivos. Ábalos se comprometió a tenerla lista antes del verano, y seguramente se elaborará como real decreto. El Ministerio de Fomento ha elaborado un índice de precios que servirá de base a comunidades y ayuntamientos que quieran topar los alquileres. Este índice se hará público antes de que acabe marzo.
Lo sorprendente del caso es que Calvo e Iglesias se hayan colocado esa medalla sin contar con Ábalos. El ministro de Transportes ha llevado la negociación desde el primer momento y es el encargado de presentar la normativa legal.
El choque Calvo-Iglesias
El comunicado de La Moncloa ha tratado de calmar las aguas entre los dos vicepresidentes después del choque por la ley del sí es sí. Podemos entiende que Calvo incumplió lo pactado por su cuenta y riesgo. Y que además lo hizo de mala manera, sugiriendo en los medios de comunicación que el borrador de la ministra de Igualdad, Irene Montero, era una chapuza.
El partido morado asegura que no es un problema ideológico, sino de ego. En lo esencial, dicen, los dos partidos están de acuerdo. Pero recuerdan que el Gobierno PSOE-Podemos se sustenta en una acuerdo negro sobre blanco que ambas partes se han comprometido a cumplir. Ese pacto decía que la ley de Montero se presentaría en la semana del 8-M.
La intervención directa de Sánchez, que tomó partido por Iglesias e Irene Montero, fue decisiva para que la norma llegase al Consejo de Ministros en los plazos previstos. Hay sectores del PSOE que piensan que Sánchez y Calvo están jugando al poli bueno, poli malo con Podemos. Pero en Moncloa sospechan que el presidente está más cabreado que nunca con su vicepresidenta, a la que abroncó en el Consejo de Ministros, tal y como desveló este diario.