El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, vuelve a Cataluña para dejar claro que su partido hermano cuenta con todo su apoyo ante el desafío independentista. Pero, en particular, quiere lanzar un mensaje fuerte de respaldo a los alcaldes del PSC, en quienes el Gobierno de Carles Puigdemont ha puesto toda la presión, animando a los ciudadanos a que les presionen directamente para que coloquen urnas el 1-O. Los socialistas se mantienen en el respeto a la legalidad y afrontan el pulso con "tranquilidad", aunque admiten que la presión en las calles es dura.
Por eso, en su primera visita a Cataluña desde que estalló el desafío, Sánchez quiere volcarse con los alcaldes, "muro de contención" del independentismo: después de un desayuno informativo organizado por El Periódico en Barcelona, se desplazará a Santa Coloma de Gramanet, donde el PSC reúne a su Consejo Municipal. En el acto, tomará la palabra junto al primer secretario del PSC, Miquel Iceta, la alcaldesa de la localidad y miembro de la Ejecutiva del PSOE, Núria Parlon, y el secretario de Política Municipal del PSC y teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. Ante ellos, estarán entre 200 y 300 alcaldes y concejales socialistas catalanes.
Ellos son, según apuntan desde el PSC, "la última frontera" entre la defensa de la legalidad y los independentistas, y en quienes ahora la Generalitat ha puesto todo el foco. El pasado viernes, Puigdemont animó a los vecinos a dirigirse a los alcaldes por las calles para exigirles que les dejen votar y, desde que aprobó la normativa con la que pretende dar amparo legal al referéndum, pese a la contundente respuesta del Tribunal Constitucional, ha dirigido toda su presión a los ayuntamientos, pidiendo que faciliten espacios para colocar las urnas.
El hartazgo lo verbalizó ayer la alcaldesa de L'Hospitalet y número dos del PSC, Núria Marin, quien pidió directamente a Puigdemont que no les presione: "A ver si dejáis tranquilos a los alcaldes", le espetó al president cuando coincidió con él en los actos institucionales de la Diada, en un mensaje muy celebrado por todo su partido.
La estrategia de Puigdemont para agitar la calle
El objetivo del Govern poniendo el foco en los alcaldes, sostienen en el PSC, es agitar la calle y mantener la tensión hasta el 1-O. Y una prueba es, apuntan, que en la ley del referéndum que aprobó el Parlament la semana pasada, y que el TC ha anulado, se prevé ya que la Generalitat "puede determinar locales alternativos" a los dispuestos por los ayuntamientos "para hacer efectivo el derecho a voto de los electores".
Es decir, que si los ayuntamientos se niegan a ceder espacios para colocar las urnas, la Generalitat puede movilizar sus propios locales. Sin embargo, insisten en señalar a los ayuntamientos, apuntan en el PSC, para poner toda la presión en ellos. Y en concreto a los socialistas, porque, en Cataluña, los alcaldes "o son independendistas o son del PSC". El PP tiene una alcaldía de una pequeña localidad y Ciudadanos, ninguna.
Si los ayuntamientos se niegan a ceder espacios para colocar las urnas, la Generalitat puede movilizar sus propios locales. Sin embargo, apuntan en el PSC, insisten en señalar a los ayuntamientos para poner toda la presión en ellos
Y la otra excepción es Barcelona, en manos de los comuns de Ada Colau, en coalición con los socialistas, un ayuntamiento en el que ahora están todos los ojos puestos. La alcaldesa ha asegurado que quiere facilitar la participación en el referéndum pero sin poner en riesgo a la institución y a sus funcionarios. Y los socialistas entienden que, a día de hoy, esto quiere decir que acabará no poniendo las urnas. Si lo hiciera, admiten algunos en el PSC, pondría en dificultades el pacto de gobierno.
En otros ayuntamientos, es el PSC el que gobierna con el apoyo de independentistas. Hasta ahora, según explican fuentes socialistas a este periódico, no se ha roto ningún acuerdo de gobierno como consecuencia del referéndum. El PDCaT ha roto con los socialistas en Esplugues, pero es una decisión que ya se había aprobado a finales de julio y en medio de una crisis interna de los convergentes.
Con todo, está por ver si lo que pueda ocurrir de aquí al 1-O, y después, puede hacer tambalearse algunos ayuntamientos y cambiar el "clima de normalidad" con el que han gobernado socialistas e independentistas en algunos lugares hasta ahora, centrándose en la gestión municipal.
Por ahora, lo que está ocurriendo es que los alcaldes socialistas están recibiendo mucha presión. Ya le ocurrió el pasado viernes, al alcalde de Lleida, Ángel Ros, cuando un grupo de manifestantes se concentró ante el ayuntamiento exigiendo locales para votar, y está pasando en otros lugares. La situación, admiten, es aún más complicada en municipios más pequeños con entornos soberanistas más fuertes.
Está por ver si lo que pueda ocurrir de aquí al 1-O puede hacer tambalearse algunos ayuntamientos y cambiar el "clima de normalidad" con el que han gobernado socialistas e independentistas
Ante esta coyuntura, los alcaldes del PSC se mantienen en su objetivo de cumplir con la legalidad y tratan de mantener la "tranquilidad", sin "caer en provocaciones". El hecho de mantener una posición unánime y en la que no se han detectado importantes fisuras así lo facilita, explican.
Y, además, según explican desde Cataluña, agradecen mucho el apoyo del PSOE. "Todos los días llegan mensajes de respaldo de toda España", explican en el partido que lidera Miquel Iceta. Y en su secretario general han encontrado un aliado. Pedro Sánchez ya hizo público el sábado, desde Badajoz, su "orgullo" ante los alcaldes del PSC, y volverá a hacerlo este martes en Barcelona.
Además, volverá el próximo domingo para participar en la Fiesta de la Rosa en Gavà, otro acto en el que el PSC quiere hacer piña. Los socialistas catalanes sostienen que la unión con el PSOE ante este desafío permite que se les visualice como la salida a la crisis política, que seguirá sin resolver el 2 de octubre. Ahora, señalan, ya se habla de federalismo "más allá del Ebro" y cuentan con un socio en Madrid que defiende el mismo discurso que el PSC.