Política

Sánchez dispara la incertidumbre al ser el único líder europeo que no concreta la fecha de desescalada

Portugal dejará el estado de emergencia el dos de mayo, mientras que Francia e Italia ya tienen fechas para la reapertura de los comercios. Moncloa quiere mantener el estado de alarma hasta finales de junio

  • Pedro Sánchez.

España es el único de los principales países de la Unión Europea que no tiene fechas claras para su desescalada y reactivación económica. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció este martes su hoja de ruta hacia la "nueva normalidad" a través de cuatro fases centradas en objetivos epidemiológicos y no en etapas temporales. El modelo de Sánchez depende de que las provincias soliciten entrar en cada fase de la desescalada (hay cuatro diluidas en ocho semanas), lo que acaba delegando a ellas la responsabilidad de las mismas. Lo único que se sabe es que Sánchez pretende extender el estado de alarma hasta finales de junio.

Tanto el francés Emmanuel Macron como el italiano Giuseppe Conte han ido desglosando a lo largo de los últimos días las fechas concretas para la reapertura de comercios y otras actividades en sus países. En ambos casos, el plan de recuperación es homogéneo a nivel nacional, mientras que en España segmentado a nivel provincial. También en la movilidad, el gobierno de Sánchez ha apostado por limitar los movimientos por provincias y no regiones, como en Italia. 

Francia reabrirá los colegios a partir del 11 de mayo. También las bibliotecas y los museos. Los comercios podrán abrir desde esa fecha y los ayuntamientos decidirán sobre los centros comerciales de más de 40.000 metros cuadrados. En el caso italiano, el 4 de mayo los ciudadanos podrán reunirse con sus familiares y empezarán a reactivarse sectores económicos como el de la moda. Las librerías ya están abiertas, así como las tiendas de ropa para niños. Las otras tiendas volverán al trabajo a partir del 1 de junio

Comercios y bares

En el caso de España, en cambio, no existe ninguna fecha concreta. Del plan de Sánchez se desprende que, al menos en teoría, desde el 11 de mayo las provincias con menos contagios puedan "solicitar" entrar en la fase uno de la desescalada. Esto permitiría a los comercios volver a su actividad y a los bares abrir las terrazas. Sin embargo, los criterios no serán automáticos, sino que dependerá de unos indicadores que el Ejecutivo todavía no ha concretado.

En la fase 1, se dará el inicio parcial de actividades del pequeño comercio bajo condiciones estrictas de seguridad, exceptuando los grandes centros comerciales, como adelantó este diario; en cuanto a la restauración, se permitirá la apertura de terrazas con una ocupación del 30 %, así como la de hoteles, también con limitaciones de su capacidad y excluyendo zonas comunes.

Esto significa que de momento ninguna tienda puede dar por hecho que el 11 de mayo preste su servicio. El sector de la empresa privada exigió a lo largo de las últimas semanas a Sánchez que ofreciera una fecha concreta para la reapertura de las tiendas. Los empresarios consideran esencial tener una información detallada para abordar las inversiones necesarias para reanudar el trabajo y evitar una avalancha de despidos.  

Alarma hasta junio

El Gobierno barajó la fecha del 12 de mayo para los comercios, como adelantó Vozpópuli, y en esa línea se mantiene. Aunque en lugar que lanzar una hoja de ruta pilotada por La Moncloa, el Ejecutivo ha pasado la pelota a las provincias. El modelo español es único en Europa y aumenta la incertidumbre de cara a lo que los ciudadanos podrán hacer o no. Lo más probable es que cada sábado, en su habitual intervención en la televisión, Sánchez explique dónde y cómo se podrá volver a la normalidad. 

La desescalada, ha afirmado Sánchez, puede durar hasta finales de junio. Durante ese tiempo, el Ejecutivo quiere mantener activo el estado de alarma. Se trata de otra peculiaridad a nivel europeo. De hecho, Portugal anunció el martes que dejará el estado de emergencia el próximo dos de mayo.

Gracias al estado de alarma, el Ejecutivo se ahorra los debates parlamentarios y la habitual rendición de cuentas en el Congreso. Para el Gobierno seguir en estado de alarma es esencial para poder frenar la desescalada si se dan nuevos brotes de coronavirus. 

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