Acabó la Escuela de buen gobierno que Pedro Sánchez había organizado como la "foto de la unidad" tras de dos años de convulsión total y, a ojos vista, sigue habiendo dos PSOE: uno que él dirige con mano de hierro desde la sede de Ferraz y el de la vieja guardia de los Felipe González, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba y Javier Solana, quienes, junto a barones como Susana Díaz, Javier Fernández y Ximo Puig rechazan sus modos y maneras; y además piensan que está llevando a la veterana organización al desastre con sus políticas "sin rumbo, a bandazos", señalan a Vozpópuli fuentes de este sector crítico.
Ninguno de ellos, salvo Solana -y para decir "no estoy contento con mi partido" por levantarse sin más del Pacto por la Educación o por no haber sabido parar el debate sobre la prisión permanente revisable-, se acercó este fin de semana ni un solo día a la nave Boetticher en Villaverde Bajo (Madrid).
Aún así, Sánchez dio sobradas muestras este domingo, en la clausura, de que no piensa dar su brazo a torcer ante los que piensan que lleva al PSOE al abismo electoral. Ni les citó y añadió a sus fieles allí congregados: "Os diré una cosa, estamos tocando con la punta de los dedos ser primera fuerza de este país" en las elecciones autonómicas y municipales de 2019; "y quien gana las municipales gana las generales", añadió.
Algunos de los que si acudieron el sábado por la tarde, caso del castellano-manchego, Emiliano García-Page, o el aragonés, Javier Lambán, dieron más la sensación de estar cubriendo el expediente de hacerse la foto con Sánchez porque no se quedaron a oírle ayer, como sí hicieron el extremeño Guillermo Fernández Vara o la balear Francina Armengol.
El 'pinchazo' fue importante para tratarse de un cónclave organizado al milímetro: Solo se usaron 800 de las 1.500 sillas que había dispuesto Ferraz en la nave Boetticher
Fueron los únicos pesos pesados, junto con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, en pleno proceso de reconciliación con su otrora enemigo Sánchez, y el también ex secretario general Joaquín Almunia, entre el millar de cargos y militantes que intentaron llenar sin éxito -se usaron unas 800 sillas de las 1.500 que había dispuesto la organización-
Vara, contemporizador donde los haya, no está al cien por cien de acuerdo con Sánchez pero cree que hay que arroparle -"no se puede estar cuestionando continuamente al secretario general"- porque pìensa que está en juego la sigla en las próximas convocatorias electorales.
Y le gustara más o menos como vetó a la eurodiputada y exvicesecretaria general Elena Valenciano para el cargo de presidenta del Grupo Socialista Europeo, origen de este nuevo episodio de enfrentamiento, pero piensa que el PSOE tiene que cerrar heridas ya si no quiere morir desangrado.
El líder socialista anunció, como medida de solidaridad con los pensionistas, una subida de solo el 0,25% en los sueldos de diputados y senadores en 2018
Lo va a tener difícil el barón extremeño en esa tarea mediadora porque el líder, ayer, hizo oídos sordos. No lo llegó a verbalizar -otras veces sí- como hizo el secretario de Estudios y Programas, el otrora guerrista José Félix Tezanos, pero piensa igualmente que el mal momento que atraviesa el partido tiene mucho que ver con intereses de los poderes económicos y mediáticos por catapultar a Ciudadanos en los sondeos como alternativa al PP, ninguneando al principal partido de la oposición.
Cree que González, y particularmente Rubalcaba, estan dirigiendo al poderoso diario El País contra su liderazgo a base de potenciar el de Albert Rivera y eso no se lo perdona, por mucho almuerzo de reconciliación con el expresidente que mantuvieran ambos el pasado 13 de febrero.
El problema para Pedro Sánchez es que, al margen de su relación con la vieja guardia, una semana horribilis como esta que ha vivido Ferraz a cuenta del "error" de la prisión permanente revisable en el seno del Grupo Socialista, no hace sino dar munición a los críticos.
Es mas, este domingo anunció, como gesto de solidaridad con los pensionistas se tratara, una enmienda a los Presupuestos 2018 para subir a ministros, diputados y senadores solo un 0,25% sus sueldos. El salario de los parlamentarios se mantuvo congelado desde 2009 hasta el año pasado, cuando, en sintonía con el aumento a los funcionarios, se decidió elevarlo un uno por ciento.