Un pacto "histórico". Así definieron Pedro Sánchez y Albert Rivera el 24 de febrero de 2016 el Acuerdo para un gobierno reformista y de progreso, que acababan de firmar con vistas a la investidura del líder socialista como presidente del Gobierno. Lo hicieron en un acto cargado de solemnidad que a la postre no sirvió para que llegara a La Moncloa pero estableció una relación que, con sus altibajos, durado ya dos años.
Este viernes, uno de junio, si se confirma el apoyo de C's a la moción de censura de Sánchez contra Mariano Rajoy no habrá tanto boato como entonces, pero el éxito de ambos está asegurado (Podemos ya ha anunciado que apoyará sin condiciones, con lo cual hay mayoría absoluta de 187 votos), y veremos si no provoca la dimisión del hoy presidente del Gobierno para dar paso a un nuevo ciclo político.
Tanto Sánchez como Rivera aseguraron aquel 24 de febrero que su pacto de investidura, con más de 200 medidas de todo tipo, era lo suficientemente "abierto" como para ser asumido por PP, el deseo de Rivera, o Podemos, que era lo que quería Sánchez.
"Toca sentar las bases de otros 40 años de libertad, prosperidad y justicia social", dijeron con gran pompa Rivera y Sánchez aquel 24 de febrero de 2016
"Toca sentar las bases de otros 40 años de libertad, prosperidad y justicia social", argumentó con boato un Rivera que, con el cuadro "El abrazo", de Juan Genovés, detrás, comparó aquella situación de una ESpaña sin gobierno todavía con la Transición, aunque veía diferencias.
"Por primera vez habrá un pacto nacional por la Educación; se dará solución a la corrupción con la reforma de las instituciones y la lucha contra el fraude y los autónomos serán protagonistas de un acuerdo de Gobierno", se felicitó el líder de Ciudadanos.
Sánchez, por su parte, no citó a la Transición explícitamente, pero sí sentenció que la "victoria política" era, precisamente, la capacidad de haber podido llegar a un acuerdo, "no sólo de investidura, sino de legislatura, para que se puedan hacer las reformas progresistas que demandan los ciudadanos".
La sala Constitucional del Congreso fue el lugar donde firmaron bajo la atenta mirada de los altos cargos de PSOe y Ciudadanos que, al final, prorrumpieron en aplausos y se fundieron en abrazos como en el cuadro de Juan Genovés
"Hemos tenido que pensar en el bien común, en el interés general y no en el interés partidista, y este es el primer paso para que se produzca el cambio y haya un nuevo Gobierno", añadió, tras "tender la mano a izquierda y derecha" porque, dijo, el pacto "no excluye a nadie".
Antes, ambos líderes firmaron el documento en la sala Constitucional del Congreso, con sus equipos rodeándoles, Ciudadanos en la bancada de la derecha; PSOE, en la de la izquierda, en silencio y con mucho saludo y abrazo entre ambas formaciones al final del acto.
Luego, ese pacto se votó en la sesión de investidura y Pedro Sánchez no salió elegido. En concreto, reunió solo 131 diputados (89 del PSOE, 40 de Ciudadanos, uno de Nueva Canarias y otro de Coalición Canaria). El líder socialista sólo sumó un voto más desde la primera ronda, dos día antes, el de la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, quien cambió de la abstención al 'sí'. Este viernes uno de junio de 2018 Oramas tiene claro que votará no a la moción de censura contra Rajoy.
Los que permanecieron inalterables fueron los 219 votos en contra de Sánchez, que se repitieron en ambas votaciones: PP, Podemos y sus confluencias, ERC, DL, PNV, Compromís, IU (entonces iba por separado de Podemos, EH Bildu, UPN, Foro Asturias y el exdiputado del PP Pedro Gómez de la Serna).