La histórica caída en Bolsa de un gigante como la multinacional catalana Grifols no solo alarma a los analistas económicos. Según confirman a Vozpópuli fuentes gubernamentales, el Ejecutivo vigila las consecuencias sanitarias que puede suponer que este golpe brutal en el mayor proveedor de plasma sanguíneo -18% del mercado mundial-.
Uno de los principales miedos que genera el desplome financiero de la farmacéutica es que pueda verse afectado el suministro de hemoderivados (cuya transfusión en sangre es cuestión de vida y muerte para muchos pacientes). El Ministerio de Sanidad, por el momento, hace un llamamiento a la calma: "Parece pronto para que pueda afectar al suministro de medicamentos y, en todo caso, la empresa, una vez inicia la comercialización de cualquier medicamento en España, asume una serie de compromisos y obligaciones para su suministro".
No obstante, el Ministerio de Sanidad reconoce que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) vigila de cerca la situación para evitar cualquier falta en un suministro tan necesario como el de los hemoderivados. "Desde la Aemps tenemos comunicación continua con Grifols e iremos monitorizando por si fuese necesario", apuntan, aunque por el momento no han tenido ninguna comunicación sobre este tema por su parte.
No se puede descartar el rescate público de la multinacional de producirse una destrucción masiva de valor bursátil, dado que provocaría un importante problema de salud pública. Su plasma se utiliza en multitud de procesos sanitarios, emergencias, pacientes con enfermedades raras -como la hemofilia- y crónicos. Más de 24.000 personas conforman la compañía, distribuida en más de 30 países y regiones, y cuenta con presencia en más 110 mercados.
Grifols, tercer productor de hemoderivados del mundo, es apodado como ‘el vampiro’ del Ibex, dada su hegemonía en dicha parcela. Fue el único gigante del Ibex 35 que no movió su sede social de Cataluña en 2017 en el envite independentista, a diferencia de CaixaBank, Banco Sabadell o Naturgy. Víctor Grífols Roura, máximo ejecutivo de la compañía familiar durante 30 años y actual Presidente de Honor, mostró su apoyo público en 2014 al entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, en plena preparación de la consulta del 9-N.
Pese a que el 63% de su facturación procede del mercado americano (Estados Unidos y Canadá), una debacle en la Bolsa española sería un duro golpe para la marca catalana. Sus acciones cerraron el martes con una caída de más del 25,7%. O sea, 1.558 millones de euros menos de su valor bursátil en una sola jornada. El gigante sanitario del Ibex seguirá sufriendo las consecuencias del informe de la firma de inversión Gotham City Research, que le acusa de manipular deuda reportada y el resultado bruto de explotación (EBITDA).
Problemas de abastecimiento de fármacos en España
Una brecha en el suministro de plasma sanguíneo no haría sino agrandar un problema que España no puede seguir ignorando: el desabastecimiento de medicamentos. En 2023, la Aemps registró 2.318 problemas de suministro, un 41% más que en 2021, cuando se detectaron 1.643. Como adelantó este periódico, han llegado a faltar 209 fármacos sin sustituto el pasado año.
España arrastra desde la pandemia graves problemas de abastecimiento de medicamentos. Sus causas son variadas y requieren de un abordaje en profundidad por parte del Ministerio de Sanidad. Es uno de los principales retos a los que se enfrenta Mónica García junto a la escasez de profesionales sanitarios, tema por el Entre las causas de la falta de fármacos de nuestro país se encuentran la concentración de la producción en países como China e India -de los que España es absolutamente dependiente en este ámbito-, la escasez de materias primas, la inflación de los precios en suministros y energía motivada por la guerra de Ucrania y los problemas habituales en la fase de fabricación.
Otro factor sobre el que el Gobierno podría actuar con mayor celeridad es la política de fijación de los precios de medicamentos. La regulación del precio de los fármacos en nuestro país permite a la población acceder a los medicamentos a un precio muy bajo, pero desincentiva a las compañías del sector, que optan por otros mercados mejor pagados y más rentables.