El presidente del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, ha anunciado que los acusados podrán expresarse en catalán si así lo desean pero no podrán contar con traducción simultánea como era su intención, sino con traducción consecutiva. El alto tribunal ha argumentado el principio de transparencia y ha alegado que fuera de la sala habría mucha gente que no entendería lo que dicen al no poder disponer de pinganillos.
Marchena, que ha vuelto a citar numerosa jurisprudencia internacional entre ella el informe explicativo acerca del carácter vinculante de lenguas regionales del Consejo de Europa que, según ha dicho “no otorga derechos individuales ni colectivos a los hablantes de una lengua minoritaria”. En ese sentido ha anunciado que los acusado contarán con dos traductores en la sala si quieren responder lo interrogatorios en su “lengua materna”.
“La Sala lo que hace es reconocer las razones de carácter emocional”, ha querido dejar claro el juez al tiempo que ha enfatizado en que “esta decisión no está vinculada a una hipotética indefensión”. Ha recordado Marchena que ha transcurrido “un año y cuatro meses de instrucción y no se ha hecho la más mínima alusión a responder en lengua catalana, cuando estaba en juego la aplicación de medidas cautelares”, como por ejemplo el ingreso en prisión.
Catalán, como lengua materna
Las defensas de los acusados habían pedido declarar en su lengua materna que es el catalán, alegando que es el idioma en el que se expresan habitualmente y les aportaría más facilidades. Rechazaban la traducción consecutiva asistidos por un intérprete por la incomodidad de tener que interrumpir sus respuestas y no poder hacer unos discursos de manera fluida.