Casi todos los personajes que aparecen en esta historia acabaron detenidos. Hay un conseguidor de la jet set, un asesor del presidente Trump, un empresario naviero buscado en Guatemala por corrupción, un repentino aspirante a presidente… por encima de todos ellos, el excomisario de policía José Manuel Villarejo. Lo que sigue son los últimos meses en libertad del polémico mando, cuando emprendió una deriva frenética que le llevó a él y a su entorno más cercano a creerse capaces de jugar a ser Kissinger y derrocar presidentes en centroamérica, fantasear con dirigir el CNI o condicionar las relaciones entre España y EE.UU.
Año 2017. Villarejo ya está jubilado y le quedan apenas unos meses para que la Unidad de Asuntos Internos de la Policía llame a la puerta de su casa en el pudiente municipio madrileño de Boadilla del Monte. Pese a una carrera policial plagada de reconocimientos y haber desempeñado toda clase de trabajos para las altas esferas del Ministerio del Interior, Villarejo y los suyos se saben en el ojo del huracán. Lo achacan a su manifiesta enemistad con el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, al que apodan “el troll”.
-“Aquí la única clave y lo único importante es que controlamos al presidente de los Estados Unidos, lo demás nos suda los cojones”.
Quien así habla es Adrián de la Joya, un habitual de los sumarios de corrupción, capaz de jactarse de controlar nada menos que a Donald Trump. Dice que el dinero le “vuelve loco”. Cuando los planes le salen bien, lo celebra dándose un “voltio” en su Ferrari. No tiene casa en Ibiza, pero tiene "un barquito". “Yo solo tengo un problema -dice- y es que me jodan mi residencia en Suiza. Que demuestre el troll que estoy aquí”. “Eso es imposible”, le tranquiliza Villarejo. De la Joya integraba la cuadrilla que acompañó en febrero de ese año al excomisario a EE.UU en el marco de uno de sus trabajos para clientes adinerados.
El empresario naviero español Ángel Pérez Maura presuntamente había pactado pagarle 10 millones de euros a Villarejo y su equipo si lograban impedir que la policía le arrestase y le extraditase a Guatemala. Allí le buscan por haber pagado supuestamente mordidas a razón de 30 millones al anterior gobierno local. Y Villarejo apuntó alto. El plan era convencer a EE.UU de que había que derrocar al presidente de ese momento y poner a uno de su confianza. Y el elegido fue el “El gordo”. Se trata de Julio Ligorría, ex embajador de Guatemala en Estados Unidos, que casualmente acabó siendo vecino de Villarejo en Boadilla del Monte.
Es el momento de cargarse a Morales porque Guatemala tiene que recuperar su soberanía
Así explicaba la idea De la Joya: “Es el momento de cargarse a Jimmy Morales (presidente guatemalteco) porque tiene a toda la familia en la cárcel y lo sustituimos por Julio Ligorría y les decimos a los americanos, ‘señores cárguense la CICIG porque Guatemala tiene que recuperar su soberanía’”. La CICIG es el organismo dependiente de la ONU que persigue al empresario Pérez-Maura. Sus siglas corresponden a la Comisión contra la Impunidad de Guatemala. Nada podía salir mal.
El 9 de febrero, Villarejo y su equipo estaban crecidos. El día anterior habían estado reunidos con un tipo llamado Paul Manafort, exmiembro de campaña de Donald Trump y de una larga lista de candidatos del partido republicano de EE.UU. Todo eran risas y “buenas sensaciones” porque sus contactos estadounidenses habían dado “el ok a todo”. “España no va a tener nada que ver con Estados Unidos si no intermediamos nosotros”, se crece otra vez De la Joya. Fantasea con ser el enlace entre el presidente Rajoy y Donald Trump.
- “¿Eres tu Mariano (Rajoy) o quién eres tú? Se lo voy a decir… vamos a ver, el comisario Villarejo, le hagan director del CNI (...) quiero que nombre al Comisario Villarejo embajador de la ONU por si necesitamos arreglar las relaciones internacionales”.
- “Quiero que no le detengan”, se conformaba ya por entonces Villarejo entre risas.
En este viaje -adelantado por Europa Press- les acompaña un abogado de confianza del empresario naviero que se llama Enrique Maestre y que interrumpe todo el rato a De la Joya haciendo rimas con el nombre de pila de Rajoy. En realidad es la persona que les propuso el trabajo un año antes. Ayudó para converceles que Pérez-Maura acaba de cobrar 900 millones en una operación. La misión internacional la completaba otra persona llamada Alberto Pedraza. Todos ellos regresaron a España desde Nueva York y Miami entre el 11 y el 16 de febrero de 2017. Les esperaba la otra parte del plan: activar la carta de “el Mago”.
"El Mago" el "facilitador"
Los investigadores de la Policía aseguran que “el Mago” o “Balta” es la forma que Villarejo tiene de llamar a Baltasar Garzón, el exmagistrado de la Audiencia Nacional. En la hidra de mil cabezas en la que se ha convertido este caso, hay una pieza separada llamada Pit. En ella se investiga este trabajo privado del excomisario para el naviero y en el que hay -otra vez- una amplia colección de audios grabados por el polémico mando. Contienen constantes alusiones al que un día fue el juez estrella de la Audiencia Nacional.
Villarejo y De la Joya trataron de convencer a Pérez-Maura de que les adelantase parte del dinero pactado para pagar los servicios de “el Mago” como “facilitador”. Lo que Villarejo trató de transmitirle a su cliente en una cita poco después de llegar de EE.UU es que Garzón “no es un conseguidor más”, sino un “hombre con un gran peso específico” con capacidad de “influenciar a las personas que al final van a tomar las decisiones”. Por ejemplo en la Audiencia Nacional. “Es un gran vendeburras porque es una persona que en todo el cono sur la imagen esa que tiene de la hostia que tal y cual”, añadía el excomisario quien abogaba por llevarle “de la mano”.
Contacto entre Villarejo y Garzón
Al final logran convencer al empresario para que les adelante dinero sin que -al menos en la parte del sumario analizada por Vozpópuli- lleguen a desvelarle la identidad de “el Mago”. En la causa hay muchas grabaciones de reuniones, pero ninguna entre Villarejo y Garzón. En uno de sus informes, la Policía dice que hay un archivo de audio intervenido titulado "BG-CC-1 7.2.6" que acredita la existencia de tal contacto. Pero “a partir de su contenido no se puede conocer si el objeto de la entrevista pudiese guardar relación con el denominado Proyecto PIT”.
Año 2019. Villarejo lleva más de año y medio en prisión. El empresario naviero Pérez-Maura fue arrestado hace unas semanas en una operación en la que también fue detenido De la Joya y el abogado que hacía rimas con el nombre de pila de Rajoy. "El Gordo", que un día aspiró a presidir su país de la mano de su vecino Villarejo también fue detenido 27 de septiembre de 2017 por el Grupo de Fugitivos de la Comisaría General de Policía Judicial. Incluso el contacto americano al que De la Joya le sirvió para pensar que podía controlar a Trump, también quedó fuera de juego. Fue detenido y condenado en su país a cuatro años por otra causa, según Efe.
Con todo, los investigadores han logrado acreditar que las cuentas de Villarejo llegaron a ingresar de Pérez Maura 7,4 millones de euros. Estuvo cobrando hasta el mismo momento en el que fue detenido. Percibía 120.000 al mes que él justificaba dando cuenta de los presuntos avances de sus trabajos. En una reunión grabada por él en julio de 2017 usó el nombre de la actual ministra de Justicia para justificarse ante sus clientes.
"Garzón tiene montada una industria"
El sumario de la Pieza Pit, cuyo secreto se levantó esta semana, permite conocer aún más al excomisario, quien se despacha incluso con su “amigo” Garzón: “este cabrón...la técnica siempre es que pide 10, en todos los temas, sino no lo coge. Y pide un 25 por adelantado. Así es como funciona el hijoputa. Tiene montada una industria, una fundación no sé qué del quinto coño”. Los largos desplazamientos le sirven para recordar batallitas como cuando le avisaron antes que a nadie de que iban a detener a Mario Conde y no lo creyó.
Dice que con el tema sexual se consigue mucha información, se jacta de haber suministrado al exdirector de la Policía Ignacio Cosidó y a su último superior, el director adjunto de la Policía Eugenio Pino, sus grabaciones de la operación Cataluña gracias a la cual “el tema de los catalinos no se ha ido de las manos todavía (era febrero de 2017)". Entre el material incautado están sus agendas con todo tipo de anotaciones a mano entre las que se pueden deducir nombres que van desde Felipe González a “Stiff Banon”, seguramente en referencia a Steve Bannon, referente de la ultraderecha mundial y también exhombre de confianza de Trump.
Una de las transcripciones realizadas por la Policía recoge el siguiente comentario del siempre excesivo De la Joya: “Es que Villarejo tiene mucha pasta, que se lo ha llevado crudo de los fondos reservados”. Villarejo se ríe y comenta que no le han pillado “ni la cuarta parte”.