El PP gallego ha cerrado este domingo el proceso de relevo de Alberto Núñez Feijóo con la proclamación de Alfonso Rueda, ya presidente de la Xunta, como líder del partido. El dirigente pontevedrés toma las riendas de la formación autonómica con el apoyo del 97,2% de los compromisarios que han participado en el 18º Congreso del partido, que tiene carácter extraordinario y se celebra en su ciudad natal.
Rueda encabezaba una lista única que ha recibido, según ha informado la presidenta de la mesa del cónclave, Ana Pastor, un apoyo del 97,2%. En total, se emitieron 1.164 papeletas --había en torno a 1.500 compromisarios convocados--, de las que fueron válidas 1.163. Al margen del voto nulo, hubo 33 papeletas en blanco. En total, Rueda recibió 1.130 votos a favor.
Cerrada la sucesión institucional hace una semana, Alfonso Rueda Valenzuela (1968) toma los mandos del PPdeG tras 16 años a la sombra de Feijóo: primero, como su número dos en la oposición cuando el de Os Peares sustituyó a Manuel Fraga al frente del partido y después, tras la victoria electoral de 2009, como su 'hombre fuerte' en la Xunta.
El mandato del pontevedrés nace tras un proceso en el que ha logrado concitar el apoyo del resto de líderes provinciales y que ha supuesto el movimiento de piezas en el plano interno e institucional: el paso más relevante ha sido la entrada en el Ejecutivo autonómico como vicepresidente segundo del presidente coruñés Diego Calvo. Su vacante como vicepresidenta primera en el Parlamento la cubre la líder provincial lucense, Elena Candia.
En todo caso, el mandato de Rueda, que ha elegido a la diputada compostelana Paula Prado como secretaria general, nace con el aura de señalado por el ya líder del PP estatal, que no ha escatimado a la hora de ponerle deberes: primero, "ganarse" el liderazgo interno, y después, lograr una quinta mayoría absoluta para mantener la Xunta. Es más, le ha advertido que solo ganar te convierte en líder.
Así que, por el camino hasta 2024 tendrá otros test, como el de las municipales --unos comicios que en el ámbito urbano no han permitido tocar demasiado poder a los populares en los últimos años-- y las generales, que determinarán el futuro de Feijóo. Él ha prometido que su apoyo a Rueda será "inquebrantable" desde donde esté con un aviso: se va de Galicia, pero sigue siendo el 'jefe', ya en Génova y puede que en breve "como inquilino de la casona" de La Moncloa.
La percepción extendida es que, en parte, el futuro político de Rueda seguirá bastante ligado a los éxitos o fracasos que, en clave estatal, pueda tener el ahora líder del PP. Ya candidato popular a 2024 como determinan los estatutos, Rueda tendrá la maquinaria institucional de su lado y varios retos: construir una imagen presidencial y superar el hándicap de un conocimiento bajo para un dirigente que lleva desde 2009 en el Gobierno.
Pero también tendrá que coser cualquier tipo de herida interna o evitar que supuren, mientras preserva el mensaje de la "unidad" y de la estabilidad, pilares del discurso del PPdeG que sustentaron las últimas cuatro mayorías absolutas. Fuentes de su entorno aseguran que él es consciente de todos sus retos, pero también recuerdan que lleva 16 años "observando" a Feijóo y ha aprendido aunque tiene su propio "estilo".
"Experiencia" no le falta, según subrayan miembros de su equipo consultados por Europa Press, que remarcan que "como en su día se decía de Fraga, tiene la Administración en la cabeza": por formación, periplo profesional y vida política. Más allá, auguran que "todo lo que venga", Rueda lo enfrentará "con humor, trabajo y normalidad". Y con una presencia creciente en redes sociales, con cada vez más seguidores.
De la mano de Feijóo
Casado y con dos hijas, Rueda es licenciado en Derecho por la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y está al lado de Feijóo desde el año 2006, cuando después de una especie de 'casting' entre dirigentes populares, el de Os Peares lo fichó para el segundo puesto más relevante del organigrama popular: el de secretario general.
Rueda tenía 37 años y tuvo que tomarse una excedencia de su plaza como secretario municipal del Ayuntamiento de Cambados --diez años después, en 2016 y ya en la Xunta, la cambió por la de Marín--. Había sido jefe de gabinete de Xesús Palmou (quien habló de él a Feijóo), además de ocupar altos cargos en el segundo nivel del organigrama de la Consellería de Xustiza.
Pero el vínculo de Rueda con la política no empezó con Feijóo, ni siquiera con el PPdeG, si bien fue presidente pontevedrés de Nuevas Generaciones, la organización juvenil ligada a los populares. En su caso se puede decir que el interés por la política lo heredó por ambas ramas genealógicas.
Es sobrino nieto del galleguista Ramón de Valenzuela, pero lo "ingrato" de la política lo conoció directamente, como ha reconocido en más de una ocasión, de la mano de su padre, José Antonio Rueda Crespo, quien fue concejal en Silleda, vicepresidente de la Diputación pontevedresa y senador como miembro de Alianza Popular.
El 'poli malo' de Feijóo en la oposición
Su padre le aconsejó que no se metiera en política con nulo éxito, aunque sí logró que primero se sacase una oposición para garantizarse "una alternativa" de vida. También le recomendó actuar con precaución y fiarse de poca gente, y seleccionada.
Pero al margen de su forma de ser, este político de buen trato e ingenioso con unas cañas y un pincho de tortilla delante, corredor, ciclista y motero en sus horas libres, fue durante diez años secretario general de Feijóo, un cargo poco amable y que no le ayudó precisamente a tejer amistades internas en el seno del PPdeG.
De hecho, le tocó convertirse en el 'poli malo' del PPdeG entre 2006 y 2009, cuando al líder se le reservaban todas las propuestas en positivo y él se encargaba de dar los 'palos' más duros al Gobierno bipartito.
Trayectoria siempre en ascenso
Tras la victoria de 2009, Feijóo le mantuvo como secretario general del partido. Y le ratificó como su mano derecha en la Xunta, ya que lo convirtió en conselleiro de Presidencia. En 2012, le ascendió a vicepresidente.
En el partido, en 2016 dejó la Secretaría General en manos del ferrolano Miguel Tellado para ocuparse de dirigir el partido en Pontevedra, ubicándose como uno de los cuatro 'barones' territoriales del PP gallego, un título que ahora ha tenido que ceder. Feijóo difuminó el peso de las baronías provinciales, un modelo que había dado cuatro mayorías absolutas previas a Fraga y que habrá que ver si ahora resucita.
En paralelo, Feijóo siempre mantuvo su confianza a Rueda en la Xunta. No en vano, es el único miembro del Gabinete que repitió en sus sucesivos gobiernos, junto a Rosa Quintana, conselleira do Mar; y siempre con un papel destacado.
Así, cuando tras unas elecciones ya marcadas por la pandemia en 2020, designó a Francisco Conde como vicepresidente segundo, además de responsable de Economía, a él le elevó a la Vicepresidencia Primera y le entregó Turismo, una área con reconocimiento social y especial visibilidad con motivo del Xacobeo, de la que ha despojado a Calvo y se ha llevado a Presidencia.
Este domingo el proceso formal de relevo ha terminado y el eterno número dos de Feijóo tendrá que asumir en primera persona todas las decisiones que se tomen. Él mismo bromeaba este sábado con que, a partir de ahora, es consciente de que cualquier acierto será "de todos" los populares y los errores, íntegramente suyos.