Carles Puigdemont ha anunciado que no será candidato a las elecciones catalanas, pero sigue colocando a sus fieles en las áreas que están bajo su influencia. En la Diputación de Barcelona -donde el PSC gobierna junto a Junts per Catalunya- su mujer, Marcela Topor, ha renovado su contrato por 6.000 euros mensuales como presentadora del programa de entrevistas en inglés en la red de televisiones locales asociadas a la entidad provincial. Y algunos de sus cachorros de la Juventud Nacionalista de Catalunya (JNC) han accedido a puestos claves en el Govern sin tener apenas experiencia laboral.
Se trata de chicos jóvenes, que apenas alcanzan los 30 años, pero que cuentan con buenos salarios y cargos de responsabilidad en un país donde el paro juvenil es el mayor de Europa, alrededor del 40%. Aunque muchos de ellos se unen por vocación política, para otros la adhesión se traduce en un ascenso meteórico a posiciones bien remuneradas a su corta edad.
El caso más llamativo es el de Marc Anguera Gisbert, que tiene un salario de 68.607,04 euros anuales. Anguera es alto cargo del Departamento de Territorio y Sostenibilidad, que dirige Damià Calvet, uno de los hombres de confianza de Puigdemont y posible candidato en las elecciones previstas para el 14 de febrero.
Este joven procedente de las juventudes de la extinta Convergència es personal adjunto del jefe de Gabinete de la Consejería. Se trata de cargos de confianza, es decir, elegidos a dedo. En muchos casos, su principal mérito para el puesto que ocupan es la fidelidad a unas siglas.
Otro de los jóvenes de Puigdemont es Víctor López Payà, que sin ser funcionario de carrera, ostenta un salario de un funcionario del grupo A. Cobra unos 63.000 euros al año, con complementos añadidos. Es asesor del secretario del Govern y antes de alcanzar este cargo se integró en las listas de JxCat en Mataró como 'número seis'. Dentro de la JNC, se encarga de la rama internacional. En la actualidad está realizando un doctorado en Derecho por la Universitat Pompeu Fabra.
Como Anguera o López, también está el caso de Albert Esteller Jurado, que fue nombrado como “eventual de Presidencia” bajo el mandato de Quim Torra, con un sueldo de 30.961,60 euros. Los complementos a su salario base pueden alcanzar a los de un funcionario de grupo A, es decir, cobrar hasta 7.000 euros más al mes. Su función era apoyar y asesorar “en la conceptualización, gestión y ejecución de proyectos de interés estratégico para las políticas públicas y la acción de gobierno”.
Dentro de la JNC, Esteller se encarga del ámbito digital. Además de haber sido miembro de las listas de la extinta Convergència en 2011 y 2015, fue uno de los encargados de elaborar una suerte de censo para saber cuántos catalanes participarían en la votación del 9 de noviembre de 2014.
Poco antes de la eclosión de la pandemia en España, Judith Toronjo Nofuentes, secretaria general de la JNC, fue fichada en la Diputación de Barcelona. Según aparece en la web del ente, Toronjo tiene un nivel retributivo del tipo N5, que significa que ingresa unos 3.720,53 euros al mes. En 2019 participó como suplente en las listas de JxCat -entonces todavía en alianza con el PDeCAT- en Tordera. Además, fue la directora de una de las campañas más famosos de las juventudes del partido en la que decía que “la independencia también se juega” en los ayuntamientos.
Agencia de contratación
El caso de estos cinco jóvenes no es anecdótico. Son varios los exmiembros de la JNC que han acabado de asesores o en cargos de confianza con sueldos superiores a la media nacional. Por ejemplo, Aleix Sarri, quien militó en Convergència hasta dar el salto al partido de Puigdemont. Sarri fue asesor del exeurodiputado Ramon Tremosa, posteriormente trabajó en la oficina de presidencia de Quim Torra y ahora ha vuelto de asesor a Bruselas, pero se desconoce cuáles son sus principales labores.
Otros que han seguido caminos parecidos son Jordi Cabrafiga, secretario general de Empresa, o Víctor Cullell, secretario general del Gobierno de la Generalitat. Esta "escuela de patriotas" que es la JNC ha ido integrando a sus miembros en el aparato gubernamental de Cataluña y forma parte del modus operandi que los de Puigdemont han heredado de su anterior etapa en Convergència.