“Ya no se escuchan las motoras acercarse a la ría como cuando yo era niño”. Quien habla es un guardia civil de Galicia explicando los nuevos métodos utilizados por el narcotráfico en la costa gallega. El submarino interceptado con más de 3.000 kilos de cocaína la pasada semana frente a la playa de Hío (Pontevedra) refleja los nuevos modus operandi utilizados por los clanes de la droga gallegos ante la asfixia policial y las nuevas rutas usadas por los cárteles sudamericanos.
Se trataba de la primera vez que una embarcación de este estilo era interceptada en las costas españolas. Pero no la primera en la que los capos utilizaban este método, según sospechan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
“Siempre nos sorprende que lleguen hasta aquí, pero sabíamos de su existencia por imágenes e informaciones que nos hacen llegar las autoridades colombianas y la DEA (la agencia contra el narcotráfico norteamericana”, explica un responsable de la Policía Nacional dedicado a combatir a estas mafias en la costa gallega.
En 2018 se registró un repunte de los procesos por delitos de narcotráfico en las cuatro provincias gallegas, hasta un total de 666 casos, según la Fiscalía
La entrada de droga en Galicia lleva décadas moviendo ingentes cantidades de dinero. Sin embargo, según las fuentes consultadas, hoy en día los narcos se guardan las espaldas y prefieren mantener un perfil bajo. No conducen coches caros ni alardean de sus fortunas, como sí ocurría en los 80 y principios de los 90 cuando los Sito Miñanco y los Laureano Oubiña eran los dueños del mercado.
Repunte de casos
Aunque de forma más silenciosa, el narcotráfico sigue teniendo en Galicia uno de sus puntos de entrada a Eurpoa. La última memoria de la Fiscalía General Antidroga refleja que en 2018 se registró un repunte de los procesos por delitos de narcotráfico en las cuatro provincias gallegas, hasta un total de 666 casos.
En paralelo, las incautaciones de cocaína cayeron en un 74%, según el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO). Este organismo dependiente del ministerio del Interior, tenía identificados al menos una veintena de grupos criminales distintos que operan en las costas gallegas.
El perfil de los narcotraficantes también ha ido cambiado e internacionalizándose con los años. Según la Fiscalía, de los 326 acusados el último año, 170 eran extranjeros. También 167 de los 310 condenados en 2018.
Diversifican su negocio
Los constantes golpes que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad han dado en las últimas décadas a las organizaciones han obligado a los malos a cambiar su modus operandi. "Al narco clásico gallego le sigue gustando hacer importaciones grandes, de varios miles de kilos de droga, pero nos estamos encontrando con entradas de 100 o 150 kilos”, indica el agente consultado.
Cuando la carga supera la tonelada, el riesgo ante una pérdida es mayor. Si la Policía o la Guardia Civil interceptan un alijo, los clanes gallegos deben hacer frente a los gastos. De ahí que estén “diversificando” el negocio para introducir cantidades menores.
Las Fuerzas de Seguridad sospechan que la mayor parte de la droga incautada en el submarino tenía como destino final otros países de Europa
"Lo más habitual es recibir la carga en el Atlántico, introducirla en un pesquero y meterlo en la ría”, indica una de las fuentes consultadas. "Estas operaciones son las que más beneficio les repercuten, pero las menos frecuentes".
Los puertos son el otro punto principal de entrada de la droga mediante la técnica del "gancho ciego", que consiste en introducir los fardos ocultos junto al resto del producto que se transporta sin que el destinatario tenga por qué saberlo de la mercancía legal tenga por qué saberlo.
Multinacionales de la droga
La utilización de narcosubmarinos responde a la creciente cooperación entre los cuerpos de policía de distintos países. Los clanes gallegos saben que están en el punto de mira de la policía y por eso exigen a los proveedores de América Latina nuevos métodos para que les lleven la droga lo más cerca posible de la costa. Si es dentro de la ría mejor.
Las Fuerzas de Seguridad sospechan que la mayor parte de los 3.000 kilos de cocaína a bordo el submarino interceptado la pasada semana -gracias a la cooperación con los cuerpos policiales de Reino Unido, Estados Unidos, Portugal y Brasil- tenía como destino otros países de Europa.
El narco gallego funciona como puerta de entrada para las mafias del otro lado del Atlántico y se encarga de distribuirla por el continente. "Funcionan como una gran multinacional. Tienen lazos con mafias al otro lado del océano y dentro de nuestro continente”, explican las fuentes consultadas, que alertan de que en Galicia las organizaciones se han vuelto más opacas y más pequeñas.