Pedro Sánchez ha acudido al Congreso del Partido Socialista Alemán (SPD), liderado por el canciller Olaf Scholz. Lo ha hecho en Falcon, pese a no tratarse de un acto al que ha acudido en representación oficial de España sino bajo invitación personal. Para justificar su uso ha programado diez minutos antes de su intervención una pequeña reunión con el propio Scholz. Desde Berlín, el presidente del Gobierno ha dibujado una Europa partida en dos: por un lado la socialdemocracia y por otro, la extrema derecha.
El presidente ha asegurado que en Europa se está extendiendo "el odio y el miedo", a los que ha calificado como "virus peligrosos" y que "pueden ser letales para nuestras democracias". Sánchez ha afirmado que estas dos son herramientas utilizadas por la extrema derecha y ha afirmado que "el virus también está invadiendo a los partidos de la derecha tradicional".
Ha puesto ejemplos de la encrucijada a la que se enfrenta el mundo según su propio criterio. "Lo hemos visto en grandes democracias como en Estados Unidos", ha señalado en clara referencia a Donald Trump. "También en Brasil lo hemos visto en el pasado -con Bolsonaro- y ahora está en Argentina -con Milei-".
Para Sánchez, hay una batalla global "entre ciencia y negacionismo, entre la igualdad representada por el feminismo o el privilegio del sexismo, entre la igualdad social y la desigualdad, entre el respeto a los derechos humanos o la barbarie de la guerra". Además, ha añadido que de dejarse caer en los brazos de la ultraderecha, "volveremos al pasado".
En su discurso, que ha mezclado ciertos tintes mesiánicos con, precisamente, infundir miedo a la derecha, ha pedido mandar "un mensaje de esperanza a las nuevas generaciones". Sánchez ha apuntado que "un país que ofrece esperanza y un futuro para su juventud puede resistir el populismo y la extrema derecha" y que "el estado de bienestar fue una herramienta contra el retorno del fascismo", algo que también sucede hoy. "Es nuestra herramienta contra la extrema derecha porque da certezas y seguridad a la clase media y trabajadora"
Sánchez se posiciona a favor de una Europa que sea "una inspiración" en un mundo que necesita referentes. "¿Queremos una Europa que sirva como ejemplo de desarrollo o queremos una Europa escondida tras las trincheras?", se ha preguntado. Para el presidente, el mundo necesita "una Europa cada vez más unida y al mismo tiempo, más abierta. Una Europa sin nostalgia, ni siquiera para los logros"
Se ha puesto a sí mismo como ejemplo de gobierno progresista "que está del lado de la Europa abierta, solidaria y comprometida con los derechos humanos que otros quieren desmantelar".